Una interesante agenda e reconocidos ponentes se dieron cita en el Foro de Sostenibilidad sobre Palma Aceitera, evento realizado por Proforest, una organización sin fines de lucro que apoya a gobiernos, empresas y la sociedad civil para trabajar hacia la producción y abastecimiento responsable de productos agrícolas y forestales.
Entre los ponentes participantes se encontraron funcionarios de instituciones como el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), gobiernos regionales como el de Huánuco, San Martín y Ucayali, además de representantes de comunidades indígenas como la comunidad nativa de Kokama, la comunidad nativa Shambo Porvenir; además de compañías internacionales, entre otras.
Este foro reunió a empresas relacionadas al mercado de palma aceitera para mostrar a la sociedad la posibilidad de optar por la sostenibilidad del rubro y reunir a los actores involucrados con el fin de optimizarlo. Como se sabe, la palma aceitera es un producto que se volvió muy impopular debido a los daños causados al ambiente en territorios como Borneo, Sumatra, la península Malaya, etc. No obstante, en Latinoamérica la historia busca ser diferente.
“Antes se perdían los beneficios de la palma por cosas que no hacíamos bien. [Por ejemplo], el inadecuado manejo de los residuos sólidos. Ahora existe un enfoque hacia la sostenibilidad ambiental por medio de procesos circulares”, afirmó Leonardo Millán, gerente de Productividad y Medio Ambiente del Grupo Manuelita, una organización agroindustrial cuya estrategia se basa en un modelo de negocio sostenible.
Pero ¿qué es un modelo de negocio sostenible? Se da cuando el emprendedor introduce aspectos que captan valor económico, social y medioambiental para aquellos interesados en sus productos. «El consumo global de la palma se ha duplicado. Esto porque producimos la palma de forma sostenible. Tenemos una ventaja comparativa muy importante. Nuestros productos están libres de deforestación porque el mercado demanda ciertos estándares”, sostuvo Santiago Cortes Riveros, líder de sostenibilidad de Palma para Latinoamérica, empresa Louis Dreyfus Company, la cual se dedica no solo a la exportación de palma aceitera, también a la comercialización de algodón, jugo de naranja y café.
Es así que para continuar manejando estándares de calidad, desde el año 2004, diferentes actores interesados de la industria crearon la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO), de la que la organización de conservación Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) es miembro. Este sello RSPO significa una certificación que garantiza que «el aceite de palma se produjo de una manera social y ambientalmente responsable».
Desde el 2013 en el Perú esta industria va en ascenso. Las principales regiones que producen palma aceitera son Ucayali y San Martín. No obstante, el contexto en nuestro país fue cambiando debido a la pandemia de la Covid-19, pues existió una escasez de mano de obra. Además, el actual cambio climático ha afectado la producción de los principales productores de palma aceitera. A ello se añade el conflicto entre Ucrania y Rusia que contribuyó al alza de los precios internacionales de aceites y con ello el aumento de fertilizantes.
No obstante, el Perú tiene alto potencial para incrementar su producción, tanto en áreas de palma aceitera como en la productividad. Aunque en términos de cobertura solo concentra un área del 6.6%, su contribución al mercado es de 28.7%.
Empresas como Sol de Palma y el Grupo Palmas, miembros del Grupo Romero, se dedican al rubro aceitero buscando la sostenibilidad del negocio. «Sabemos que las fuentes naturales no son inagotables. Por ello, debe existir una unión entre las comunidades del país, sin dejar de la lado lo económico», expresó Ana Lucía Manco, agrónoma de la Universidad Agraria y especialista en sostenibilidad para el medio ambiente.
Es así que las compañías dedicadas a la comercialización de palma aceitera trabajan con productores locales, quienes, según comenta Manco, deben estar comprometidas con la sostenibilidad, pues esta por sí sola no va progresar sino va de la mano con un seguimiento constante por parte de las empresas que contratan a dichos productores.
Por parte de las comunidades del Perú, su mensaje ha sido que el mercado de palma aceitera les ha servido para crecer y promover un buen vivir, pues el mercado puede crecer sin afectar al medioambiente o comunidades cercanas. Aun así, el principal desafío de este mercado es cambiar la percepción de la palma como una actividad riesgosa, pues existen experiencias exitosas por parte de la empresa privada para poder colaborar con el proceso de generación de sostenibilidad en el Perú.
En tanto, Sandra Doig, gerente central de sostenibilidad y comunicaciones del Grupo Palmas, fue enfático en sostener que «no hay sostenibilidad si hay deforestación». Aunque los actores involucrados y los procesos que hasta la fecha se siguen pueden colaborar con la ruta de la industria aceitera, aún existen retos a alcanzar, por ejemplo, respetar los derechos laborales de los productores aceiteros, no deforestar y no desarrollarse en áreas amazónicas donde existan aguajales.
Se estima que en los próximos años la producción y la demanda de aceite de palma continuarán creciendo. Por ello es importante asegurar la sostenibilidad en toda la cadena de producción de este rubro desde la empresa, el Estado y las comunidades. Sin este insumo no habrán cambios significativos.