Oxapampa: Reserva pierde 127 mil hectáreas de bosques en los últimos 37 años

PASCO. En los últimos 37 años, la Reserva de Biosfera Oxapampa-Asháninka-Yánesha (Bioay), ubicada en la provincia Oxapampa, región Pasco, perdió 127 mil hectáreas de su vegetación natural, según reveló el proyecto “Mapeo Anual de Cobertura y Uso del Suelo en el Perú”, conocido como MapBiomas Perú. Esta plataforma digital monitorea la cobertura de bosques y el uso de suelos, a través de imágenes satelitales, con información desde 1985.

Del total del área perdida en la Reserva BIOAY, el 34%, es decir, 43 180 hectáreas, se encuentra en territorios indígenas. Su extensión equivale a unas 130 mil o 150 mil canchas de fútbol, ilustró Renzo Piana Arenas, director ejecutivo del Instituto del Bien Común (IBC), asociación que encabezó la iniciativa, con el apoyo de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg) y otras 50 organizaciones colaboradoras.

«Todos los años analizamos y presentamos estadísticas de los cambios en la extensión de la cobertura vegetal y el uso del suelo en el bioma amazónico, como parte de una plataforma anterior: MapBiomas Amazonía. Desde hace algunos años, comenzamos a trabajar en un análisis similar que abarca todo el territorio peruano. En ese contexto, decidimos mirar con más detalle la reserva de biosfera (Bioay), con data hasta el 2021″, manifestó Piana a Inforegión.

Imagen: MapBiomas Perú.

Protección de la reserva de biosfera Bioay

Otro descubrimiento en relación a la pérdida de bosques en la Reserva Bioay indica que la deforestación en las Áreas Naturales Protegidas (ANP) y dentro de los territorios de pueblos indígenas amazónicas titulados es considerablemente menor, a diferencia de los lugares donde la propiedad es individual o en tierras de uso libre o abierto.

Al respecto, Nicole Moreno, consultora del IBC e integrante del equipo de profesionales de MapBiomas Perú, precisó que, aproximadamente, el 64,2% del total de la vegetación perdida en la Bioay (127 mil hectáreas) se ha dado fuera de los territorios indígenas y de las ANP. Esto evidencia que dichos espacios, “de una u otra forma, son una barrera contra el aumento de la deforestación». En las ANP se detectó una pérdida de 1,4%, en estos 37 años.

Renzo Piana explicó que muchas comunidades nativas cuentan con un buen sistema de control sobre sus territorios titulados, y es usual que no dejen entrar a foráneos, quienes son los que suelen talar y quemar bosques. Además, resaltó la labor del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) en la preservación de la ANP.

“Fuera de las comunidades, hay políticas del Estado que fomentan la colonización y la expansión agrícola. La demanda por la tierra y por la conversión de bosques en unidades de producción agropecuaria es muy acelerada. En cambio, dentro de las comunidades, esta situación es mucho más controlada y unificada”, añadió.

Impacto de la deforestación

La pérdida de bosques tiene un impacto negativo directo en las comunidades. Por ejemplo, en las cuencas hidrográficas donde hay iniciativas de conservación de bosques, hay más agua. En la medida que se deforestan estas cuencas, la capacidad de captación y de retención de agua se pierde. El resultado es una menor cantidad y calidad de este recurso para las ciudades y centros poblados aledaños. En tal sentido, Piana anotó que existe una relación cercana entre el mantenimiento de la cobertura boscosa en las cuencas y el suministro de agua de calidad.

Foto referencial: Difusión.

La Reserva Bioay ocupa un territorio de 1.8 millones de hectáreas, que incluye el Parque Nacional Yanachaga Chemillén, las Reservas Comunales de Yánesha y El Sira, el Bosque de Protección de San Matías San Carlos, comunidades nativas y predios privados. 

La herramienta MapBiomas Perú fue lanzada en febrero pasado. Sin embargo, la información sobre la Bioay se presentó en el evento denominado “Mapbiomas: 37 años de cambio de las coberturas naturales y antrópicas en la BIOAY”, en el marco del 13º aniversario de reconocimiento por la Unesco, el cual se conmemora en el mes de junio. Cabe indicar que el IBC cuenta con un programa llamado Propachitea, que integra el equipo técnico de la Bioay.