Madre de Dios: Los israelitas deforestan en nombre de la ‘tierra prometida’

Texto escrito por los periodistas Ivan Brehaut y Alberto Ñiquen (1)

Los israelitas de Arca Pacahuara, en Iberia, provincia de Tahuamanu, tienen el mandato de trabajar en la agricultura y producir. No les importa si para ello deben destruir los bosques de protección.

Madre de Dios, nuestro mayor patrimonio de la biodiversidad, sigue bajo amenaza. No son solamente la minería y la tala, ilegales e informales, la actividad agrícola –mediante el cambio de uso de la tierra– también deforesta y va en aumento. Mientras en las provincias de Tambopata y Manu la deforestación está vinculada con la minería, en Tahuamanu es causada por las actividades agrícolas y ganaderas.

Aunque no hay cifras oficiales, la migración desde los Andes hacia la Amazonía deriva en el incremento de la presión sobre los bosques primarios. En el caso de esta región, según el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP), la expansión agrícola superó en 2021 la de la minería aurífera.

Existe un foco importante de deforestación en la zona de Iberia, provincia de Tahuamanu de la región de Madre de Dios, en el sur oriente peruano. Desde el 2017 hasta mayo del 2019 se han deforestado alrededor de 1.85 mil hectáreas al interior de las concesiones forestales aledañas al centro poblado Arca Pacahuara, habitado por la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal. De estas hectáreas deforestadas, 1.72 mil corresponden a concesiones maderables y 134 a concesiones no maderables.

Los israelitas cuentan con una superficie total de 6 mil hectáreas, pero han presentado un requerimiento formal a la Dirección Regional Agraria de 26 mil más para ampliar su área de cultivo. Esta solicitud está en disputa porque el área solicitada se superpone con otros derechos de tierra como concesiones forestales, especialmente dos que acusan a Arca Pacahuara de invadir su concesión forestal para sus actividades agrícolas. Una de ellas es la Corporación Tres Fronteras.

Zona de quema en Tres Fronteras, previa al roce

“La afectación a nuestra concesión forestal empezó en 2009, un área aproximada de 500 hectáreas. Se han hecho los esfuerzos necesarios y las denuncias pertinentes ante las autoridades para tratar de contener el avance de los israelitas, pero lamentablemente el Estado como entidad que custodia el bosque no ha tenido la capacidad y la respuesta necesaria para frenar estas invasiones”, nos dice Federico Ríos Torres, quien administra la concesión clasificada como bosque de producción permanente desde julio de 2002 por un periodo de 40 años.

A sus 74 años, don Federico hace el control y la vigilancia de la concesión, pero mientras está en un extremo, en el otro los invasores depredan, tumban árboles para sembrar sobre todo maíz, pero también cultivan papaya y cacao. “Este año se ha desbordado. Ya estamos llegando a un área deforestada de cerca de 5 mil hectáreas de las 14,600 que apoya la concesión; son bosques primarios que se están llevando al suelo para el cambio de uso”, añade.

De acuerdo con un reciente análisis del MAAP, el inicio de la deforestación en Tahuamanu tiene su núcleo en el centro poblado Arca Pacahuara, desde donde empezó el proceso de deforestación masivo entre los años 1995 y 1997.

Ubicación de Pacahuara, donde se observa la deforestación desde 1985 hasta hoy. También se visualiza el área afectada en la concesión forestal Corporación Tres Fronteras

Se trata de una comunidad religiosa que suele estar representada políticamente por el partido Frepap (Frente Agrario y Popular Peruano). De hecho, uno de sus miembros ha sido elegido alcalde de Iberia, y actualmente apoyan a un candidato al Gobierno Regional de Madre de Dios. Sus habitantes son migrantes de los Andes, mayoritariamente de Puno. Son poco más de 2 mil personas. Considerando que el universo electoral de Iberia es de 3.668 personas es evidente que esta comunidad es clave para definir las decisiones políticas en este distrito. Esto también explica que reciban los beneficios de muchas inversiones y proyectos públicos.

Por sus agresivas prácticas agrarias, no tienen remanentes de bosques en sus tierras, por lo que siempre están buscando nuevos terrenos para ampliar sus planes de cultivo. Producen alrededor de 30 hectáreas por familia, principalmente maíz. Hay alrededor de 600 hectáreas de maíz establecidas, 400 de ellas ya están en producción. Si no se controlan, pueden crecer considerablemente y afectar los bosques vecinos.

“Son israelitas que se dedican a la agricultura migratoria. Vienen hacen su chacra, siembran maíz, cosechan y se van nuevamente a la sierra, y luego de un tiempo retornan. Son migrantes furtivos que con el cuento de la religión y la tierra prometida están destrozando todo el ecosistema que existe en esta zona”, remarca Ríos.

Para la operación del roce, generalmente esta gente contrata personal de Brasil, dice don Federico. “Vienen en grupos de 10 y 12 personas y hacen su trabajo. Cobran 600 soles por roce. Ya se les ha intervenido como cuatro veces. Sin embargo, es difícil que a esta gente se le pueda retener porque la policía local no está en capacidad de hacerlo. El año pasado se les intervino a 12 personas, se los llevaron a la comisaría y de ahí los trasladaron hacia Brasil. Hace 15 días yo encontré personalmente sin mayor protección policial a 12 persona, les indiqué que esta era una zona concesionada y que no podían estar acá e igualmente me dijeron que se iban, pero regresé a la semana y ya habían rozado totalmente el área. Entonces, eso demuestra la incapacidad que tiene el concesionario de poder realizar una labor adecuada para el mantenimiento de la concesión”.

En el siguiente mapa elaborado por el MAAP, que nos acompañó a la zona, se muestra el área de sobrevuelo del drone que llevamos donde se observa la presencia de un camino que conecta las parcelas agrícolas (A), una zona de limpieza “roce” (B), una zona (C) con un almacén en plena construcción y una zona de trabajo donde se encontró restos de maíz desgranado y finalmente una zona (D) próxima a la carretera con dos almacenes donde se resguardan herramientas, equipos, víveres y vehículos.

Mapa de sobrevuelo en zona con actividad agrícola reciente

Una fuente de la Dirección de Bosques y Vida Silvestre de Iberia nos dice que la gente de esta comunidad tiene una expansión imparable. La carretera interoceánica creó muchas nuevas oportunidades para los migrantes que buscan tierras. Pacahuara sigue invitando a nuevos migrantes. Las invasiones son permanentes y todo queda impune. Como tienen su propio sistema de gobierno, hay que tener mucho cuidado. Queman bosques y necesitan cada vez más área.

Mosaico histórico del avance de deforestación en la zona Pacahuara

La ‘Amazonía prometida’

Los israelitas llegaron en 1995 desde Cusco. Cuentan los moradores de Pacahuara que el profeta Ezequiel Ataucusi realizó una reunión con los congregados en Cusco y de allí escogió a un grupo para colonizar Madre de Dios, en el punto más alejado, cercano a la triple frontera con Bolivia y Brasil. Ezequiel, fundador, misionero general y compilador de la Asociación Evangélica Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMINPU), les dijo que los congregados de Cusco y Puno (en general del sur del Perú) tenían que ir a esta región amazónica.

Así, a inicios del año 1995, 46 varones se trasladaron desde Cusco a Puerto Maldonado, capital de Madre de Dios. Desde allí, con unos pocos enseres y con una fe inquebrantable en las órdenes de su líder y profeta, emprenden viaje hasta Iberia, capital del distrito del mismo nombre, a unos 170 km de Puerto Maldonado. Reabastecidos en Iberia e informados de las condiciones de los terrenos a través de terceros, los 46 colonos se dirigieron a pie, a unos 17 kilómetros de Iberia, atravesando trochas antiguas y abriendo trochas nuevas. “Sólo había una casita, como a 5 kilómetros de Iberia. Luego de eso, solo monte había”, indican.

Al llegar, de acuerdo a Hercilio, uno de los colonos más antiguos, se instalan cuando nadie más vivía en la zona. “Al llegar ha sido duro. Los 46 que han venido no les ha sido fácil. Al inicio hemos tenido hasta muertos por las picaduras (de serpientes), no había ninguna asistencia, ningún apoyo…” Con los años, la afluencia de nuevas familias empezó a dinamizar el pueblo. Lograron prosperar y los migrantes, provenientes de Cusco y Puno, empezaron a traer a sus familias y amigos. “No hemos venido de golpe, de a pocos ha sido. Y los que nos hemos quedado ha sido por la fuerza de la fe en nuestro líder, señor Ezequiel Ataucusi Gamonal”.

Fotos de Ezequiel Ataucusi abundan en el pueblo

Al llegar, como efectivamente se demuestra en documentos oficiales, las tierras que empezaron a ocupar eran tierras forestales propiedad del Estado peruano. El 28 de diciembre de 2001, se aprueba la creación de los Bosque de Producción Permanente de Madre de Dios, mediante la Resolución Ministerial N° 1351-2001-AG. El 2002, luego de 5 años de ocupación de la zona por los israelitas, el 4 de julio de 2002 se suscribió el contrato con la Corporación Forestal Tres Fronteras.

Según el representante legal de la concesión, Federico Ríos y otras fuentes consultadas, como el periodista Manuel Calloquispe, al inicio de sus operaciones la empresa dejó que los israelitas mantuvieran actividades agrícolas en el ámbito de la concesión. Este acuerdo se ve reflejado en la Resolución de Intendencia N°179-2006-INRENA-IFFS, que excluye 6,148 hectáreas de terrenos, compensándola con una extensión de 5,272 hectáreas.

Mientras tanto, los israelitas persistieron. Poco a poco fueron arribando más y más congregados. Muchos de los recién llegados eran de Puno, aymaras. Es entonces que las conocidas redes de colaboración aymara se echan a andar y empieza una colonización más intensa, transformándose la agricultura tradicional y familiar, lentamente, en una actividad intensa de corte más comercial.

Así, Pacahuara que había tomado ya el nombre de Arca de Pacahuara o Arca Pacahuara, en honor primero al arca de la alianza bíblica y luego a la quebrada Pacahuara, en cuyas márgenes se asentaron, toma un nuevo impulso.

Para el 2010, las relaciones entre la población de Pacahuara y la concesión Tres Fronteras empieza volverse más tensa y deteriorada. La expansión de los agricultores de Pacahuara se vuelve más intensa y los reclamos de Federico Ríos, representante de la concesión, se hacen cada vez más frecuentes. Los esfuerzos de diálogo y conciliación entre las partes no dan resultado. Los pedidos de Ríos de que cesen las invasiones en la concesión no son oídos por los israelitas.

El 9 de agosto del 2010 se realiza una diligencia y se detienen a 3 pobladores de Arca Pacahuara, que fueron encontrados realizando labores agrícolas dentro de la concesión. Al tanto de los hechos, más de un centenar de pobladores cierran la carretera de salida hacia Puerto Maldonado, reteniendo al personal policial, al concesionario y a su abogado. Luego de un tenso diálogo, la población israelita, advertida del delito de coacción y secuestro, decide liberar a los policías y al concesionario con la condición de la liberación de los 3 agricultores. Al día siguiente, 10 de agosto, se realiza la liberación de ambos grupos, israelitas y agentes del orden junto con Ríos y su abogada.

Hasta el momento, luego de más diligencias y denuncias, Ríos , titular de la concesión, no ha podido encauzar a ningún responsable. El anonimato de la masa se vuelve culpable de la impunidad de los delitos, a pesar de que en repetidas oportunidades se han identificado personas responsables. Operativos policiales, fiscales, inspecciones de la Gerencia Forestal de Madre de Dios, ninguna ha podido detener la creciente invasión de los israelitas que habitan en Arca Pacahuara.

La madera no se come

Conversamos con varios habitantes y autoridades del asentamiento israelita. Además de mostrar una desconfianza natural a los extraños, los israelitas sospechan de que quienes preguntamos por su asentamiento y por sus costumbres estamos realmente interesados en hallar evidencias para que se les condene por la deforestación. Sin revelar sus apellidos, varios vecinos de Arca Pacahuara nos hablan.

Isabel, una señora de unos 50 años, que no quiere ser fotografiada, nos pregunta con fastidio “¿A qué han venido ustedes? ¿Por qué están con cámara? ¿Quién les ha dado permiso para venir?”. Su acento es fuertemente andino. Isabel es aymara y ha venido de Puno. Vencidas las desconfianzas iniciales Isabel nos relató parte de su camino desde la fría puna hasta la ardiente selva de Madre de Dios. “La fe nos ha traído aquí, por la palabra del profeta Ezequiel y el señor Ezequiel Jonás… la fe es lo que nos ha dado fuerza para venir acá”, dice con la convicción de una varona, término con que los israelitas llaman a las mujeres.

“A nosotros nos condenan, nos acusan, nos traen a la policía… ¿Por qué? Los madereros, los concesionarios sacan madera y para quién es el beneficio? Acaso es para el pueblo? Es para su bolsillo nomás. Nosotros trabajamos la tierra y producimos alimentos que son para todos. Son para el pueblo, no solo para nosotros”, indica Wilder. Wilder vino de Cusco a los 14 años y ahora, con casi 40, mantiene una enorme plantación de maíz.

Entre la población actual, muchos hablan quechua y aymara, además del castellano. Son poco más de 2 mil personas actualmente las que viven en Arca Pacahuara. Ellos saben que la concesión es de Federico Ríos y saben del conflicto, pero ya han invertido mucho dinero y mucho esfuerzo-tiempo en convertir las selvas en maizales. Y no están dispuestos a abandonar lo que consideran sus campos y sus hogares.

“Los árboles no se comen, ya hay muchos sitios con árboles. Deberían controlar más a los rateros, a esos que se roban los árboles, los ilegales. Nosotros producimos comida para el pueblo, para el distrito. No lo hacemos a escondidas. Los árboles no se comen. Hay que cuidar, sí, pero hay que comer también. Y este es nuestro sustento”, indica Justino, quien desde la sierra central migró a Loreto para luego trasladarse al otro extremo del Perú.

El pueblo está renovándose. La bonanza del maíz, su principal producto, se ve reflejada en muchas construcciones de ladrillo y cemento, obras de ampliación o mejoramiento. En Arca Pacahuara, se está mejorando el Santuario o Campo Real, donde los congregados realizan sus ceremonias y rituales. El local, al que no se nos permitió fotografiar, es amplio, con una capacidad para unas 500 personas.

Símbolo del FREPAP reina en la plaza central de Arca Pacahuara

“Acá todos ponemos para las obras con nuestra voluntad, con nuestro trabajo. El que más tiene, más puede poner…” nos señala con una sonrisa uno de los fieles, que no puede ocultar por su rala barba.

La enorme producción de maíz es el motor del desarrollo local. “No pensamos quedarnos así. Vamos a transformar, vender alimentos preparados para ganado… Estas tierras son buenas, pero hay que trabajar mucho. Así nos lo ha pedido el Señor Ezequiel y nosotros seguimos sus enseñanzas.”

Las cifras del delito

Desde el inicio de la ocupación de la zona, los israelitas de Arca Pacahuara han deforestado extensas zonas boscosas. Solo dentro de la concesión forestal Tres Fronteras, se han deforestado más de 4300 hectáreas de bosque. Aun cuando Pacahuara inicialmente no estaba superpuesta con la concesión, el crecimiento de la ocupación israelita

Según la plataforma Global Forest Watch, en 2010, Madre de Dios tenía 8.26 millones de hectáreas de cobertura arbórea, que se extendía por el 98% de su zona terrestre. En 2021, perdió 28.3 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalente a 21.3 Mt emisiones de CO₂. La provincia de Tahuamanu, donde se ubica Iberia y Arca Pacahuara en el 2010, tenía 2.01 millones de hectáreas de cobertura arbórea, que se extendía por el 99% de su zona terrestre. En 2021, perdió 9,130 hectáreas de cobertura arbórea, equivalente a 7.18 Mt emisiones de CO₂.

Lo que antes fue bosque primario ahora es tierra de cultivo propiciada por los israelitas

Los israelitas tienen el mandato de trabajar en la agricultura y producir. A las 4:30 de la mañana comienzan a despertarse: «hermanos, vamos a trabajar». A las 5:15 de la mañana se empieza a escuchar el paso de las motos. La expansión y la titulación es parte vital de sus vidas. Los silvicultores tienen a la agricultura como el principal impulsor de la deforestación. No les importa si se destruyen los bosques de protección. Son un enemigo latente. Reclaman tierras constantemente. Arca Pacahuara es la principal amenaza para el bosque adyacente.

Nos despedimos de don Francisco, quien aún tiene paciencia y confía en que algún día las autoridades harán bien su trabajo, pues considera que hasta ahora no lo hacen como debieran. «Nunca hemos podido conseguir que nuestra denuncia se plasme ante la fiscalía, y la policía ecológica no da resultados. Al igual que los mineros y taladores ilegales, lo que hacen los israelitas con el bosque es un delito ambiental y los concesionarios que queremos hacer un uso sostenible del bosque estamos desamparados», anota.

El dato

PD. Al cierre de este reportaje, ninguno de los ochos candidatos que pretenden llegar al Gobierno Regional de Madre de Dios tiene una estrategia real y sincera para enfrentar los delitos ambientales; más bien son cuestionados por mostrar simpatía o tener vínculos con mineros ilegales.

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(1) Ivan Brehaut y Alberto Ñiquen son periodistas ambientales. Informe elaborado para La Mula Verde como parte del Concurso Periodismo de Investigación y Delitos Ambientales en la Amazonía Peruana 2022.

Imágenes: Marco Soria, Ivan Brehaut y Alberto Ñiquen.

Fuente: Publicado en el portal La Mula el 19 de setiembre de 2022 y reproducido en INFOREGIÓN respetando sus condiciones: https://bit.ly/3ShQB5l