La presencia de cultivos ilícitos como la coca, cuyo destino es el narcotráfico, tienen impactos ambientales muy serios en los lugares donde se siembran. Al respecto, Devida advirtió que en las zonas cocaleras hay un alto nivel de plomo y cadmio y otras sustancias tóxicas que son usadas para producir la droga. En estos cultivos se usan fertilizantes químicos contaminantes.
El narcotráfico usa millones de kilos, litros y galones de insumos químicos que terminan en los ríos que proveen de agua a poblaciones cercanas y a sus ecosistemas. A ello se agrega la deforestación que perjudica en muchos rubros al bosque que lo padece, cuya reposición no volverá a materializar la situación ambiental anterior. En el Perú, se han identificado más de 20 áreas naturales protegidas afectadas por estos cultivos ilícitos.