Desde el Valle Verde
Pasada la primera tormenta y analizando los últimos acontecimientos, es de advertirse con claridad que la legalidad continúa amenazada por quienes creen que pueden hacer lo que mejor les parece, sin importarles lo que los demás consideren. Lo más lamentable, con la aparente anuencia de algunas autoridades.
En su última «protesta» los cocaleros de Aucayacu amenazaron, muy sueltos de huesos, que sólo habrían actividades normales de seis a nueve de la mañana, en caso contrario ellos no se responsabilizarían por lo que pudiera ocurrir y mantuvieron bloqueada por varios días la carretera Fernando Belaúnde.
Con ello no han hecho otra cosa que desnudar el rostro amenazante de aquellos que viven de las actividades ilegales. El paro cocalero convocado la semana pasada no tuvo acogida entre la población de Aucayacu. Sin embargo, Rosa Obregón se mantuvo terca, incluso a pesar de lo evidente, es decir, del fracaso.
Luego, recurriendo a la violencia y a la turba, pretendieron capturar Aucayacu imponiéndole un horario para vivir. Tres horas diarias, de 6 a 9 de la mañana, reemplazando las leyes de la República por la arbitrariedad. Todo para que se les permita seguir produciendo coca ilegal. Coca que es para el narcotráfico. Al parecer, la Federación de Cocaleros de Aucayacu pretende declarar a este distrito como dominio del narcotráfico.
Encabezado por un conocido dirigente de ultra izquierda, otro grupo intentó hacer lo mismo en Tingo María, resultando 21 revoltosos detenidos, quienes, como es de costumbre, después se autoproclamaron víctimas.
Los cultivos de coca erradicados hasta el momento pertenecen a lugares donde se erradicó el año pasado. Entonces, es claro que se trata de plantaciones ilegales y con su defensa los dirigentes hacen ver su decisión de persistir en su intención de vivir en la ilegalidad. Persisten en continuar siendo proveedores del narcotráfico.
Por un lado insisten en que el gobierno implemente el Plan de Desarrollo Integral Sostenible propuesto en la mesa de diálogo. Sin embargo, conforme asegura Eduardo Ticerán, presidente de la CENACOP, al incrementar los cultivos de coca los cocaleros incumplen con la mesa de diálogo y pidió mayor responsabilidad a los dirigentes de Aucayacu.
Para la Región Huánuco resultaría beneficioso que las dirigencias cocaleras de Aucayacu entiendan que para negociar hay que respetar la legalidad. Huánuco tiene cultivadas 21 mil hectáreas de coca ilegal. La erradicación de coca no puede negociarse porque se trata de cultivos ilegales. La privación de los derechos de las demás personas tampoco. No se puede negociar la ilegalidad. Sería un contrasentido jurídico. Las leyes las debemos respetar todos.
Los sembríos de coca en Huánuco continúan creciendo, y se sabe que son ilegales. Sin embargo, algunos cínicos consideran que la persistente protesta en Sangapilla sería una muestra del derecho a la libertad de expresión, de reunión y de reclamo.
La ley existe para resguardar el derecho de todos. El bien común sólo se puede realizar en la legalidad. Quienes quieren mantenerse fuera de la legalidad se excluyen de participar en el Estado de Derecho. La ley no promueve el abuso del derecho. La ley se impone porque es la ley. La erradicación de coca ilegal es una ley y como tal, debe cumplirse.