Luego de tres meses de la exhumación de 28 cuerpos y ropas en la fosa clandestina de Umasi ubicada en la comunidad de Raccaya, distrito de Canaria, provincia de Victor Fajardo, la Fiscalía Especializada en Derechos Humanos expuso diversas prendas de vestir para que los familiares puedan reconocer a las víctimas que fueron ejecutadas extrajudicialmente por efectivos militares en octubre de 1983.
La diligencia que se efectuó en el Laboratorio Forense de Ayacucho permitió que doce de los cuerpos fueran reconocidos por sus familiares.
Rosa Romero Félix reconoció las prendas de su hermano por la chalina tejida por su madre y un pantalón manchado, que tenía puestos al momento de ser detenido y ejecutado.
Esta mujer también aseguró que los atuendos pertenecen a su hermano Oto Romero Félix. Otras madres de familia también reconocieron las prendas y los objetos que sus familiares tenían el día de la matanza.
También aseguró que las ropas de mujer mostradas en la mesa 1 les pertenecían a sus dos hermanas. Afirmó que los restos expuestos en la mesa 14 fueron reconocidos como los de Gilberto Dona Guillen, quien además fue Juez de Paz de comunidad de Raccaya.
La masacre
Según la investigación que maneja de la Fiscalía de Ayacucho, el 16 de octubre de 1983, tres subversivos ingresaron a la comunidad de Raccaya y tomaron la escuela primaria, donde adoctrinaron a los escolares.
Ante esta situación, los militares arribaron a la comunidad a bordo de un helicóptero y secuestraron 55 pobladores, entre escolares y adultos.
El contingente militar de Canarias, apoyado por soldados limeños, cercó a los pobladores y los trasladaron hasta la zona conocida como Umasi, y acusaron a los detenidos de ser senderistas. Luego procedieron al ajusticiamiento y al posterior entierro en una fosa clandestina.
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