Los impactos en el medio ambiente generados por los cultivos de coca ilegal en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) son catastróficos, debido a que para cultivar una hectárea de esa planta se tienen que deforestar tres hectáreas de bosque. Además para obtener cuatro o cinco cosechas al año, la cantidad de herbicidas, fertilizantes, insecticidas y fungicidas se multiplica también por cuatro o cinco, lo cual deja como resultado irreversibles daños a la salud de las personas y la ecología.
Estas fueron algunas de las principales conclusiones que salieron del “Taller para fortalecer la Implementación del Sistema de Gestión Ambiental Local en el VRAE”, que se realizó hoy en el auditorio del Centro Cívico de Kimbiri, con la participación de autoridades y funcionarios de las instituciones del Estado.
La exposición central estuvo a cargo del responsable de la Gerencia de Conservación del Medio Ambiente y Recuperación de Ecosistemas Degradados de Devida, José Isla Zevallos, quién señaló que la contaminación ambiental está generando serios problemas en la calidad de vida de los pobladores del VRAE.
En conversación con INFOREGIÓN, explicó que, según un estudio del 2004 elaborado por la Universidad Nacional Agraria La Molina, en el VRAE se llega deforestar 17,000 hectáreas bosques primarios para cultivar coca ilegal.
Sin embargo, las cifras ofrecidas por Isla Zevallos difieren de las cifras que maneja la Dirección Forestal y de Fauna Silvestre en el VRAE, que señala que en promedio se pierden anualmente aproximadamente de 7 mil hectáreas de bosques.
Pese a las diferencias en las estadísticas, los especialistas ambientales coinciden en afirmar que la excesiva utilización de los agroquímicos y los insumos químicos utilizados por el narcotráfico están afectando severamente la calidad de los suelos y del agua en el VRAE.
“En los ríos del VRAE se han detectado dos metales altamente tóxicos como es el plomo y el cadmio, lo que genera daños a los riñones, intestinos, medula ósea, sistema nervioso y aparato reproductivo. Todo esto genera efectos nocivos para el equilibrio ecológico, pues la contaminación de las aguas genera la muerte de los microorganismos y peces”, manifestó.