“Existen en el valle del VRAE importantes posibilidades productivas que deben ser aprovechadas de manera oportuna. Los agricultores tienen que darse cuenta de eso, porque los mercados crecen y se encuentran dispuestos a comprar”, manifestó Manuel Altamirano, uno de los más respetados pobladores de Kimbiri.
Citó como ejemplo a la stevia, que se cultiva hace solamente cinco años en el VRAE, pero que ya podría hacerse de un buen lugar en el mercado nacional.
“Lamentablemente, lo que hace falta es capacitar a los productores agrícolas para obtener un buen manejo de la planta y de los campos de cultivo. Es cosa de ver las oportunidades que nos brinda el mercado para dejar de insistir en la producción de hoja de coca”, sostuvo.
Re refirió igualmente al gran potencial de la sacha inchi, producto que no solamente podría ser comercializado, sino también utilizado para para mejorar la alimentación de los niños del VRAE.
“Ese producto nos brinda la oportunidad de alimentar mejor a nuestros hijos, para combatir la desnutrición que muchos sufren. Debe utilizarse como alimento cotidiano en el desayuno, en el almuerzo y en la comida, en reemplazo de las harinas”, manifestó Altamirano.
Bien adaptados a las tierras del VRAE
Como se sabe, tanto la stevia como la sacha inchi se han adaptado positivamente en los pisos ecológicos del VRAE, por lo que el futuro comercial de los productores agrícolas podría ser prometedor.
Los agricultores que han decidido cultivar esos productos, dejando de lado la producción de hoja de coca, son capacitados regularmente por medio de proyectos que ejecuta el gobierno regional de Ayacucho y la municipalidad de Ayna-San Francisco.
Finalmente, Manuel Altamirano reflexionó en torno al uso de plaguicidas y agroquímicos que los campesinos utilizan en sus cultivos de hoja de coca en el VRAE. “Debería hacerse un estudio sobre los residuos de químicos que hay en las plantas de coca, los mismos que perjudican la salud de los que la chacchan, porque podrían estar siendo envenenados”.