Se espera que los biocombustibles puedan desarrollarse en Perú pero sin afectar la producción alimenticia, es decir, en zonas desérticas, alto andinas (por encima de los 3,500 metros sobre el nivel del mar) o en zonas depredadas de la Amazonía, señaló el ministro de Agricultura, Ismael Benavides.
Informó que están estudiando los diversos impactos con la ayuda del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, pues existe la preocupación en Perú y, eventualmente, se plasmará en una política de Estado.
Igualmente, dijo que se está trabajando alguna declaración sobre este tema en el marco de la V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe – Unión Europea que se celebra esta semana en Lima.
Mencionó que las unidades productivas pequeñas nunca van a tener la posibilidad de incorporar tecnología moderna ni acceder a financiamiento, por lo que hay que orientar la agricultura hacia unidades productivas de mayor magnitud.
«Cultivos en tierras por encima de 20 hectáreas garantizaría cierta rentabilidad y con ello no estamos promoviendo una reconcentración en pocos dueños sino que los productores se articulen en cooperativas, asociaciones, etc. para lo cual el Estado apoya desde la constitución hasta el pago de asistencia técnica», dijo.
Importancia de la papa
De otro lado, dijo esperar que con inversión la pobreza rural se reduzca de 67 por ciento en el 2007 a 45 por ciento en el 2011. En ese marco, se viene impuulsando una mayor producción y consumo de la papa, un producto emblemático de Perú y que es cultivado por cerca de 600 mil productores, que esperan mejorar su economía.
«Producimos un promedio de 3.2 millones de toneladas de papa anualmente, que provienen en un 95% de las zonas alto andinas de la sierra y un cinco por ciento de la costa», dijo Benavides.
Asimismo, comentó que la producción de papa se concentra en las regiones más pobres como Cajamarca, Cusco, Huánuco, Junín, La Libertad y Puno que representan el 64 por ciento de la producción nacional. Finalmente, apuntó que el consumo per cápita al año alcanza los 77 kilogramos, pero se espera alcanzar un nivel superior a 100 kilos con las políticas del gobierno.