Actualmente, el panorama del café peruano está teñido de varios desafíos que urgen respuestas efectivas. Allí están los estragos causados por la plaga de roya, el proceso para cumplir las normas de la Unión Europea (UE) y la recuperación de la producción.
La roya amarilla afectó el 26% del actual parque cafetero en producción (380 000 hectáreas). Ello generó pérdidas superiores a los S/ 330 millones a los pequeños productores de 12 regiones cafetaleras, según el Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (Senasa).
“Esta información fue presentada, a solicitud de la Junta Nacional del Café (JNC), en reunión del Consejo Nacional del Café, presidido por el viceministro del Midagri, Christian Barrantes, señalando que por falta de recursos financieros no se implementan medidas de control, lo cual nos sorprendió a los representantes del sector privado presentes”, dijo Lorenzo Castillo, gerente del gremio cafetalero.
Explicó que, sobre una extensión de 380 mil hectáreas en producción, la incidencia afecta a 98 800 hectáreas. Ello genera la pérdida de 37 000 toneladas de café pergamino, por un valor superior a los S/ 330 millones (s/.9.00 x kg).
Las zonas más afectadas son plantaciones por debajo de 1200 m.s.n.m. de San Martin, Junín, Huánuco, Ucayali y Ayacucho. Se trata de ámbitos donde el Midagri promovió la siembra masiva de la variedad Catimor, cuya calidad genética se ha degenerado.
Explicó que la reactivación de la roya impactará negativamente en las cifras anuales de producción. Se estima para el 2023 una cosecha de 210 000 toneladas de café verde. La cifra representa una caída del 6% en relación al 2022, que alcanzó un volumen de 223 500 toneladas.
“Nos preocupa que Senasa busque superar esta crisis de la roya amarilla sólo mediante charlas y fumigaciones, para lo cual ha pedido 11 millones de soles al MEF, aún no atendidos, obviando un trabajo sistémico de buenas prácticas agrícolas, que van desde podas, fertilización, y sobre todo renovación de plantaciones”, advirtió.
“Estamos obligados a convertir esta crisis en una oportunidad para implementar la reconversión de la caficultura, que nos permita recuperar volúmenes de producción de hace 12 años, de 330 mil toneladas, mientras el año reportó una caída de 33% en relación al 2011”, expresó Castillo.
Adecuación a norma de UE
Otra preocupación es la amenaza de la UE de bloquear las importaciones de café sin certificación que se cultiva en áreas no deforestadas ni cuentan con títulos de propiedad actualizados. Esto a partir del 2025.
“Tenemos que modificar la Ley Forestal, que de alguna forma estatizó la inmensa área agrícola de la Amazonia, dejando al 60% de familias cafetaleras sin propiedad de sus tierras que las trabajan desde tiempos de sus abuelos, es decir hace 100 años” refirió el vocero de la JNC.
Confió que el Gobierno corrija este error de exclusión de la tenencia de tierra a las familias cafetaleras y cacaoteras, y al mismo tiempo no se corte el mercado europeo al que se destina el 55% de la producción de café peruano.
Refirió que desde hace 28 años la JNC promueve una caficultura ambiental y económicamente sostenible, sostenida empresarialmente en cooperativas, pero que desde hace 10 años impulsa la recuperación de los bosques combinando cultivos de café con agroforestería. Esto para mitigar los daños del cambio climático y un sistema de ahorro con fines previsionales (fondo de jubilación)
“Más de 25 cooperativas cafetaleras promueven la siembra de árboles maderables y sombra apropiada para el café, con gran acogida de sus socios. Sin embargo, por no contar muchos de ellos con títulos de propiedad, las autoridades del SERFOR les decomisan sus maderas, multan y amenazan encarcelarlos, en vez de darles facilidades y premiarlos”, remarcó.