Cuando ocurrió la tragedia del vuelo 603 de Aeroperú en 1996, se registró un diálogo que desde entonces es materia de estudio y análisis en las escuelas de pilotaje del mundo. El copiloto se da cuenta de que el avión vuela a muy baja altura sobre el mar, pero el piloto se desconcierta porque los instrumentos indicaban otra cosa. Nadie desconecta la computadora central. Resulta que algunos sensores estaban tapados con cinta color aluminio para pintar el fuselaje, lo cual impedía la correcta medición de datos. Lo que se analiza no son solo los procedimientos técnicos, sino la relación jerárquica que prevaleció. Esto ha llevado a serias modificaciones para prevenir situaciones de vida o muerte, a fin de que la opinión de los subalternos sea escuchada con humildad por el capitán.
Pero también bajo el agua o en los quirófanos. ¿Sabían que en los submarinos nucleares los marinos abandonan su tradicional rigidez jerárquica, llegando al extremo de quitarse los galones? Esto no responde a una ideología democrática sino a imperativos de seguridad: un grumete puede percatarse de algo que se les ha escapado a los oficiales, cuya vida depende de esa observación. En la fuerza aérea de Francia se ha inventado el principio de no castigo de los errores: en lugar de ser silenciadas, las metidas de pata son tomadas en cuenta como una fuente valiosa de aprendizaje. Visité un campamento minero en nuestro país y me encontré con una política similar.
En los quirófanos se van adoptando procedimientos análogos, tomados de la aeronáutica, como el check-list, que incluye decir en voz alta el nombre del paciente. Christian Morel es el experto que investiga estas decisiones absurdas que desembocan en desastres. Cita situaciones de montaña, en donde, cuando hay mujeres, los hombres eligen los caminos más audaces para impresionarlas. Su hipótesis es que en la dinámica del grupo hay “un encadenamiento fatal de causas y consecuencias que termina por escapar a todos”. Por eso su libro se titula Las Decisiones Absurdas. Sociología de los Errores Radicales y Persistentes.
¿Cómo no pensar en los conflictos peruanos actuales y sus entrampamientos?
Es evidente que hay un paradigma autoritario de parte del gobierno, en donde los “tripulantes” y las “enfermeras” obedecen sin dudas ni murmuraciones: para eso los nombraron. Y quien ose contravenir esta ley no escrita tendrá que salir de la “aerolínea” o el “hospital”. Mientras tanto, del otro lado se genera la dinámica complementaria. Dirigentes regionales atrapados entre exigencias maximalistas y un régimen que los estigmatiza e ignora. Lo cual los lleva a endurecer su discurso para no quedar fuera de juego. Como consecuencia de este empecinamiento en las brechas históricas del Perú, la seguridad de las personas, el medio ambiente, la economía y la propia democracia, se encuentran en peligro.
Morel propone que dejemos de adorar a la técnica y pensemos en términos de vínculos psicosociales. El paradigma de Asch, por ejemplo, es el de la tendencia natural a la conformidad. Existen las suposiciones silenciosas, donde se cree adivinar la opinión ajena. O el alineamiento detrás de un líder que pareciera imponerse. Menciona la “destinacionitis”: mientras más cerca la meta, más riesgos se corren para alcanzarla, en vez de retroceder cuando es prudente hacerlo. Cualquier parecido con nuestra realidad, no es coincidencia: son errores radicales y persistentes.
Entrevistado en Le Nouvel Observateur # 2484.