Para el analista en temas de narcotráfico, Rubén Vargas, las zonas de frontera son una suerte de territorios liberados por el crimen organizado, es decir, por el narcotráfico, el tráfico de armas y la trata de personas, así como por las economías ilegales, como el contrabando de combustibles, artefactos eléctricos y licores.
Fue al comentar las informaciones que dieron cuenta de una guerra entre mafias del narcotráfico en la frontera entre Perú, Colombia y Brasil
Según informó el diario La República hace dos semanas se suscitó un enfrentamiento por el control de la droga que se dirige hacia Brasil y al trapecio amazónico luego que una banda armada compuesta por unos 30 sujetos, atacara a la comunidad de Mario Rivera, dentro de territorio peruano.
La preocupante información detallaba que los sicarios ingresaron a la comunidad quemando viviendas, golpeando pobladores y repeliendo la acción policial, al mejor estilo de los cárteles mexicanos.
Vargas precisó que en las zonas de frontera con Bolivia, Brasil y Colombia se vive un preocupante clima de violencia con acción del narcotráfico, debido a que el Estado peruano nunca se preocupó en promover las llamadas «fronteras vivas» donde se respete a la autoridad pública.
Precisa que en el caso de las comunidades donde se produjeron los recientes conflictos, las Naciones Unidas reportó justamente el crecimiento intenso de cultivos de coca que sirven de insumo para la fabricación de cocaína.
El experto detalló que estas producción ilegal es controlada, en la frontera con Colombia (Putumayo) por el grupo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, y en Brasil por los carteles de ese país que han tomado por asalto a la ciudad de Tabatinga.
«Esta situación es doblemente peligrosa porque es una amenaza directa a nuestra soberanía nacional en la medida que las mafias están controlando los ingresos a nuestro país en las zonas de frontera» precisó.
Vargas alertó asimismo que esta situación pone en grave riesgo la integridad personal de nuestros connacionales por parte de fuerzas mafiosas externas, sin que la autoridad legítima pueda auxiliarlos.