¿Y la cumbre antidrogas?

Por Rubén Vargas, analista. Como es de conocimiento público, a mediados del próximo mes de mayo se realizará en nuestro país la V Cumbre de Jefes de Estado de América Latina, el Caribe y la Unión Europea. Esta cita congregará por primera vez en nuestra historia a más de 60 mandatarios de ambos continentes.


La agenda girará en torno a la pobreza, desarrollo sostenible, medio ambiente, cambio climático y energía.


¿Por qué no se incluyó como tema de discusión el gravísimo problema de las drogas? ¿Acaso la Cancillería Peruana no sabe que es la principal amenaza al desarrollo, a la democracia y a la seguridad nacional? ¿Se olvidaron que lamentablemente somos el segundo productor mundial de cocaína?


Estados Unidos ya no es el destino preferente de esta droga, como lo era en las décadas de los ochenta y noventa. Ahora ese puesto lo ocupa Europa. El 70% de cocaína que sale del país terminan en el viejo continente, especialmente en España.


El informe anual del Observatorio Europeo de las Drogas, presentado a fines del 2007, estimó que más de 5 millones de europeos consumieron cocaína y, a consecuencia de ello, murieron ocho mil. Las variaciones entre países son importantes: en Grecia consumieron el 0,1% de su población, mientras que en España el 3%, es decir, más de 1,5 millones de personas. Claramente es un problema de salud pública.


Sin embargo, la pesada cruz que significa la lucha contra el narcotráfico, la estamos cargando solo con ayuda de la cooperación americana. Inexplicablemente los europeos siguen reticentes cuando se trata de enfrentar decididamente a este enemigo. Solo se observa un tibio y disperso apoyo de Alemania en algunos aspectos de desarrollo en el Huallaga.


Probablemente tengan otras prioridades y urgencias en su política exterior. Sin embargo, habría que recordar que por el principio de la corresponsabilidad estamos obligados a poner el hombro y caminar juntos en la misma dirección.


El principal factor de la deforestación en la selva alta es el crecimiento de los cultivos de coca y la tala ilegal, que a la vez son uno de los causantes de los trastornos climáticos que asustan al mundo. Me rehúso a pensar que no le interese nada de esto a Occidente.


Nuestra democracia es aún frágil, por eso algunas instituciones e incluso políticos ya se muestran infiltrados por los intereses del narcotráfico. Solos no vamos a poder con este enemigo. Por eso es inexplicable que, siendo anfitriones y sufriendo el azote del narcotráfico por más de dos décadas, no se haya podido colocar en la agenda este delicado tema.


A la luz de esta realidad, pensamos que Europa tiene que replantear sus prioridades en su relación con los países andinos, especialmente con los productores de coca ilegal. No puede seguir a espaldas o ignorando como si no existiese el problema.


Por su parte, el Gobierno Peruano debería hacer serios esfuerzos para conseguir de los países consumidores mayor apoyo en la lucha contra las drogas. No habrá momento ni lugar más indicado que la cumbre de mayo.