Inicio estos apuntes con la noticia de la aprobación del Gobierno del presidente Ollanta Humala, de 70 millones de soles para el desarrollo alternativo para el 2012, monto que forma parte de los 120 millones de soles asignados a DEVIDA, como recursos del Estado para la lucha contra el narcotráfico, presupuesto aparte de lo que reciba de la cooperación internacional.
El anuncio del presidente del Consejo de Ministros Salomón Lerner Ghitis, es sin duda alentador y representa el combustible que pone en marcha un modelo peruano del Control de Drogas 2012 – 2016, el cual tiene como uno de sus principales objetivos, el desarrollo rural en el VRAE, región de “todas las sangres” pues allí viven chancas, huancas, quechuas, ashaninkas, matsiguengas. Tendrá como actores centrales, a los campesinos y productores agrarios pobres de las zonas de influencia del narcotráfico.
El VRAE, sobrevive a su drama y pareciera que el sino al que lo arrinconara el conflicto armado en la década de los 80` continuara. Hoy, no es muy diferente su situación, se encuentra entre dos fuegos: de un lado, el narcotráfico y el terrorismo, y de otro, sus consecuencias, la terrible pobreza, la inseguridad y condiciones precarias de vida y subsistencia. Es un escenario donde la presencia del Estado es escasa y sus “planes” formales se han repetido sin éxito visible a juzgar por los resultados.
Víctor Quispe Palomino, el camarada «José», dirigente del llamado Comité Regional del Centro (CRC), aparato militar senderista que opera en el corazón de los valles de los ríos Apurímac y Ene (VRAE). “La guerra que estamos librando desde 1999 hasta la fecha, es una revolución agraria que nos conducirá hasta la guerra de resistencia y el triunfo de la revolución. ¡Nada se nos fue dado y nada ha caído del cielo!», dicen sus panfletos.
Su llamada `revolución´ agraria no tiene un ápice de liberadora, se sustenta en el cultivo y la expansión de hojas de coca para fines ilícitos, encadenando al campesinado del VRAE al eslabón más vulnerable de la red del narcotráfico. El agricultor sigue siendo tan o más pobre que hace 20 años y paradójicamente, en ese mismo periodo, la artillería de las acciones de interdicción de los sucesivos gobiernos también enfocaron el combate contra las drogas en el eslabón más débil de la cadena: el productor campesino.
Recientemente, alguien dijo que era muy fácil opinar, analizar, criticar y sancionar sobre el tema del control de drogas desde cómodos asientos frente a sus computadoras en Lima. Es cierto, algo muy distinto es vivir acechado en las zonas de influencia del narcotráfico donde el campesino no tiene otra opción de subsistencia que ser cocalero. Mientras, el “elenco estable de consultores”, como denomina Gustavo Gorriti, a quienes en coro unísono alzaron su voz destemplada por la pausa en la reducción de cultivos para evaluar y hacer más eficaz su aplicación (sostenibilidad de la reducción), siguen desinformando a sus lectores y a sus contratantes. En paralelo, los tentáculos de los carteles colombianos y mexicanos afincados en el VRAE, protegidos por las huestes del camarada “José”, planifica su expansión hacia otras zonas de Cusco, Junín y Pisco en la región Ica.
Frente a ello, es una apertura al optimismo, que casi creíamos perdido, la materialización objetiva del discurso de 28 de julio del Presidente de la República Ollanta Humala, seguida de la coherente exposición del Primer Ministro, Salomón Lerner en el Congreso donde `aterriza´ en medidas concretas el discurso presidencial referente a la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. “Ejecutaremos una política contra las drogas que consolide el Modelo Peruano de desarrollo alternativo integral y sostenible para convertir a los productores, hoy ilegales, en agentes de una economía legal”, dijo Humala y ello se concreta con el anuncio del premier de asignar 120 millones de soles a DEVIDA, y que el 65 por ciento de estos, 70 millones se destina al desarrollo alternativo. Eso es voluntad de cambio hacia la transformación social.
Estamos en la capacidad de hacer viable y eficaz el Modelo Peruano el cual no repita ninguna receta, uno con identidad propia que responda a las necesidades y urgencias del desarrollo rural en selva alta, a la reducción dialogada, no compulsiva y sostenible en el territorio y en el tiempo. Donde tengamos la autoridad moral y real para exigirle al agricultor el abandono de los cultivos ilícitos porque le estamos otorgando una alternativa de cambio de vida lícita.
“Nuestra política antidroga será soberana y reclamará que se haga realidad la responsabilidad compartida con los países consumidores”, también dijo el presidente Humala. Devida ha iniciado las coordinaciones para invitar a los organismos de la cooperación internacional para que enfaticen su acción en las zonas alto andinas del VRAE, y de esta manera evitar la colonización desordenada de pobladores, que se desplazan en busca de trabajo, atraídos por el negocio ilícito del narcotráfico que explota a hombres, mujeres y niños.
DEVIDA plantea una mayor eficacia en las acciones birregionales entre la CAN y la Unión Europea, afianzará una agenda cooperativa y respetuosa sobre el control de drogas con el gobierno de los Estados Unidos. La Cumbre Presidencial de Países productores y consumidores a realizarse en Perú el 2012, sellará este compromiso.
El Modelo Peruano de control de drogas en el ámbito del VRAE, potenciará el componente de la seguridad y el orden interno en alianza estratégica con las FF.AA para frenar la presencia de los grupos armados e irregulares. Apoyamos un trato respetuoso a los valerosos soldados peruanos que cada instante arriesgan su vida en el VRAE. Respaldamos auditorías de la Contraloría que descubrió la compra por 4 millones de soles de alimentos vencidos para las tropas que operan en el VRAE. Con la Dirandro y la Fiscalía, DEVIDA reforzará acciones de inteligencia que den duros golpes a la cabeza del narcotráfico, para ello impulsará el funcionamiento de las garitas móviles y el software para el registro único de insumos químicos. Con los gobiernos regionales y locales junto a DEVIDA como ente rector, articularemos los mecanismos más adecuados para hacer real la presencia del Estado en el VRAE.
Para ello, evaluaremos la mejor distribución de nuestros respectivos presupuestos para potenciar el desarrollo rural con el fortalecimiento de productos alternativos como café, cacao, plátano, sacha inchi, y la reproducción de peces nativos como paiche, doncella y zúngaro en piscigranjas. Promoveremos que la infraestructura en hospitales y escuelas, así como el asfaltado de caminos que demanda la población sean tema central sobre la mesa de la mencionada articulación con gobiernos regionales y locales.
Es necesario redoblar esfuerzos para que personas como Alfredo Yucra, víctima de la violencia senderista y hoy socio de la cooperativa agraria cafetalera Valle Río Apurímac y Ene – CAC-VRAE del distrito de Santa Rosa en Ayacucho, ganador, por sus propios méritos, del VI Concurso Nacional del Café de Calidad 2010, siga confiando en el desarrollo alternativo y se convierta en promotor del cambio en su comunidad.
Bajo un esquema integrado y articulado de intervención concertada de todos los sectores del Estado, tenemos la obligación de rescatar al VRAE, región de todas las sangres, de la postergación, la violencia y el abandono social y económico, no obstante ser un territorio valioso, heredero de cultura chanca, quechua y huanca, rico en flora, fauna, y con gran atractivo turístico. DEVIDA, ha tomado el liderazgo para llevar el Perú oficial en crecimiento al VRAE, asumiendo el reto de encontrar el equilibrio entre seguridad y desarrollo productivo de esta zona, dejando atrás el estigma de ser el ´infierno verde´ por el de región de oportunidades. Eso es inclusión social.
(*) Ricardo Soberón, Presidente Ejecutivo de Devida
FUENTE: http://www.devida.gob.pe/Nota_Prensa_Detalle.asp?Nota_Prensa=714
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