Caretas. Estamos en situación de emergencia aérea”, admitió a CARETAS un alto oficial del Comando Conjunto de las FF.AA. que pidió mantener su identidad en reserva. “El ataque terrorista al helicóptero del Ejército (el miércoles 14) no debería sorprendernos. Nos hemos convertido en un blanco fácil para ellos (los terroristas del Valle de los Ríos Apurímac Ene, VRAE)”, sostiene.
El atentado ocurrido en el distrito de San Martín de Pangoa, en Satipo, Junín, en el que murieron 2 oficiales del Ejército, en efecto, es el último en una larga cadena de ataques terroristas contra aeronaves de las FFAA en el VRAE.
Un voluminoso informe del Ministerio de Defensa, al cual tuvo acceso esta revista, revela que, en los últimos 3 años, se registraron unos 23 atentados contra helicópteros de la FAP y el Ejército destacados en el VRAE.
De ese número, se reportan 13 ataques contra 7 helicópteros de la FAP.
11 de los “incidentes” ocurrieron en Ayacucho y 2 en Junín, en momentos en que las aeronaves realizaban “misiones de rescate” (Ver Recuadro).
En todos estos casos, los helicópteros sufrieron “daños por impacto de balas en diferentes partes, trayendo como consecuencias serios daños a las aeronaves” y bajas en la tripulación. La reparación de estas 7 aeronaves le ha costado al Ministerio de Defensa más de US$ 8 millones, según el informe.
Del mismo modo, se registran 10 ataques senderistas contra solo 3 helicópteros MI-17 del Ejército en el VRAE, a un ritmo de tres por aeronave, en los últimos 3 años (Ver Recuadro). De ese número, 7 incidentes fueron reportados en Ayacucho y 3 en el departamento de Junín. Las continuas reparaciones de estos 3 helicópteros ascienden a US$ 1 millón.
En este listado no aparece el helicóptero MI-17, serie EP 617, acribillado el miércoles 14, por lo que se supone que no habría sufrido ataques previos. Tampoco se hace referencia a los casos en que Sendero derribó a 2 helicópteros en el VRAE. El primero de ellos ocurrió el 4 de octubre de 1999, durante el gobierno fujimorista, en Anapati, cerca a San Martín de Pangoa.
Una columna, al mando del camarada ‘Raúl’, dinamitó un helicóptero MI-17 con 35 militares a bordo, entre ellos el general EP Eduardo Fournier, quien escapó con vida. Murieron 4 oficiales y un suboficial EP (CARETAS 1588). Los senderistas se apropiaron de la ametralladora MAG del helicóptero caído.
Una década después, el 1 de setiembre de 2009, los terroristas derribaron a un helicóptero MI-17 de la FAP, cuando recogía a unos heridos en la localidad de Sinaycocha, Ayacucho. Fallecieron tres de los tripulantes. Los terroristas se llevaron las ametralladoras PKM y PKT de la nave derribada.
Hay un patrón en estos ataques: los senderistas, agazapados en los cerros boscosos del VRAE, aguardan el momento del aterrizaje (o despegue) de los pesados helicópteros para abrir fuego y desatar a la muerte. ¿Por qué los helicópteros no repelen con éxito estas emboscadas? El último atentado de San Martín de Pangoa da algunas respuestas y aviva el drama.
Vuelo bajo
La tarde del miércoles 14, 4 helicópteros (2 del Ejército y 2 de la FAP) partieron de la Base de Pichari hacia una zona conocida como Flora, en San Martín de Pangoa, para ubicar a una patrulla “sembrada” allí dos días atrás.
El procedimiento indicaba que el helicóptero MI-17, serie EP 617, piloteado por el comandante EP Esneider Vásquez, recogería a la patrulla, mientras las otras 3 aeronaves se mantendrían en el aire como resguardo.
Esneider, 43, cajamarquino y con 3,000 horas de vuelo en su haber, aterrizó en la zona prevista a las 5 y 30 pm. De pronto, de entre la espesura de la selva, los senderistas empezaron a disparar hacia la cabina del piloto.
Una de las balas le atravesó el tórax, matándolo. Otro proyectil perforó la espalda del capitán EP Jenner Vidarte, chiclayano, 35, quien fue el último en abordar el MI-17. “Vi su rostro de dolor (del comandante Esneider). Intentó decirme algo, cuando su cuerpo se desplomó sobre el control de mando. Fue entonces cuando tomé el control de la nave”, contó el capitán Jorge Matallana.
El suboficial Freddy Ramos cogió una ametralladora PKM y apuntó hacia el lugar desde donde provenían los disparos. Eso ayudó al despegue y, finalmente, el heroico Matallana pudo conducir el MI-17 de regreso a Pichari.
La nave recibió unos 50 impactos de bala 7.62, una munición de base ancha, con más pólvora y con un núcleo de acero, lo que la hace más potente.
Una primera pregunta es por qué las 3 aeronaves que sobrevolaban la zona no dispararon contra los terroristas. Los helicópteros que están en el VRAE poseen el sistema radial ARC-710, adquirido en Israel en 2008, que permite a sus tripulantes comunicarse en pleno vuelo, pero este falló. Matallana dijo a CARETAS que, probablemente, una de las balas “inoperativizó la radio, bloqueando la comunicación”.
Sin embargo, fuentes militares de alto nivel revelaron que las radios no funcionan correctamente por una “falla de compatibilidad en el sistema”. Eso quiere decir que no hay comunicación entre los helicópteros que continuamente sobrevuelan el campo de batalla.
El voluminoso informe del Ministerio de Defensa, fechado en abril de este año, añade otras graves carencias de las aeronaves militares del VRAE:
– Los 6 helicópteros MI-17 del Ejército en Pichari carecen de blindaje, lo que explica por qué los proyectiles atraviesan fácilmente sus fuselajes.
– Los helicópteros de la FAP, modelo Mi-171sh, sí tienen blindaje adecuado, pero se han reportado problemas en el sistema de sensores nocturnos FLIR.
– Los cohetes de 57 mm. de las aeronaves del Ejército ya están vencidos. Se han presentado “incidentes” de cohetes que han explotado dentro al momento de dispararlos. (Este año, el Ejército compró un nuevo paquete de cohetes a Brasil, pero hasta hoy no los recibe). También hay escasez de municiones para las ametralladoras calibre 50 mm. que han sido acondicionadas a los MI-17.
Así se libra la guerra en el VRAE. El resultado es previsible: en los últimos 3 años, han muerto 60 soldados en unas 25 emboscadas, aproximadamente. Las bajas senderistas no llegan a la decena y no hay capturas significativas.
El sábado 17, durante los funerales de los oficiales caídos en Satipo, el presidente Ollanta Humala calificó de “miserables” a los terroristas del VRAE y prometió poner orden en ese convulsionado valle. Haría bien en visitar los hangares de la base de Pichari y revisar el presupuesto del sector Defensa que este año se redujo en S/. 300 millones. Porque, como señala el ex ministro de Defensa, general EP (r) Roberto Chiabra, la estrategia en el VRAE “no caminará si no puedes ni moverte por falta de logística. Eso es un gravísimo error, un abuso. ¿Dónde están los derechos humanos de los soldados?”.
Los 23 Ataques
La lista de atentados contra helicópteros militares en el VRAE.
El siguiente es el listado de los 23 ataques terroristas contra helicópteros del Ejército y la FAP destacados en el VRAE en los últimos tres años, de acuerdo a un voluminoso informe confidencial del Ministerio de Defensa.
Ejército
– El 14 de noviembre de 2010, el helicóptero MI-17, matrícula 624, fue atacado por terroristas en Ayacucho. La reparación costó US$ 18,000.
– Ese mismo día, el helicóptero MI-17, matrícula 610, también fue impactado por las balas terroristas. Costo de reparación: US$ 150,000.
– El 15 de noviembre de 2010, el helicóptero MI-17, matrícula 604, sufrió un nuevo ataque terrorista en Ayacucho. La reparación costó US$ 30,000.
– En la misma emboscada fue atacado otro helicóptero. El costo: US$ 152,000.
– El 23 de noviembre de 2010, el helicóptero MI-17, matrícula 624, recibió 3 balazos en Ayacucho. La reparación costó US$ 298,000.
– Ese mismo día, otro helicóptero MI-17 recibió 13 impactos de bala en la misma emboscada. La reparación costó US$ 9,000.
– El 9 de diciembre de 2010, el helicóptero MI-17, matrícula 624, fue baleado en Junín. El costo: US$ 4,000.
– En la misma emboscada fue atacada la aeronave MI-17, matrícula 604, en Ayacucho. La reparación costó US$ 152,000.
– El 14 de diciembre de 2010, otro helicóptero MI-17 sufrió un ataque terrorista en Junín. La reparación costó US$ 16,000.
– Ese mismo día, otra aeronave sufrió un nuevo atentado terrorista en Ayacucho. La reparación costó US$ 253,000.
FAP
– El 29 de octubre de 2008, el helicóptero MI-17, matrícula 664, recibió varios impactos de bala en Ayacucho. El costo: US$ 107,000.
– Ese mismo día, el helicóptero BELL-212, matrícula 605, fue baleado en la misma emboscada. El costo: US$ 362,000.
– El 1 de enero de 2009, el helicóptero MI-17, matrícula 662, sufrió varios impactos de bala en Ayacucho. El costo: US$ 41,000.
– El 22 de enero de 2009, el mismo helicóptero MI-17, matrícula 662, fue atacado en Ayacucho. El costo: US$ 90,000.
– EL 27 de febrero de 2009, el helicóptero MI-17, matrícula 614, fue baleado en Ayacucho. La reparación costó US$ 214,000.
– El 11 de abril de 2009, el helicóptero MI-17, matrícula 614, sufrió impactos de bala en Ayacucho. La nave fue reparada por US$ 16,000.
– El 5 de junio de 2009, el helicóptero de MI-17, matrícula 662, fue atacado por remanentes terroristas en Ayacucho. El costo: US$ 43,000.
– El 21 de agosto de 2009, el helicóptero MI-17, matrícula 662, recibió impactos de bala en Ayacucho. El costo: US$ 3 millones.
– El 2 de setiembre de 2009, el helicóptero MI-17, matrícula 640, fue baleado en Ayacucho. El monto de la reparación fue de US$ 3 millones.
– El 9 de octubre de 2009, el helicóptero MI-17, matrícula 603, recibió varios impactos de bala en Ayacucho. El costo: US$ 739,000.
– El 26 de febrero de 2010, el helicóptero BELL-212, matrícula 690, fue baleado en diversas zonas del fuselaje durante una misión en Junín.
– El 26 de febrero de 2010, el helicóptero MI-17, matrícula 614, recibió varios impactos de bala en el departamento de Junín.
– El 2 de agosto de 2010, el helicóptero MI-17, matrícula N 614, fue baleado durante una misión de rescate en Ayacucho.