La UNESCO puso en marcha, con un acto en su sede parisina al que asistieron expertos y representantes políticos, el Año Mundial de la Biodiversidad, con el que se pretende fijar objetivos para reducir y frenar la degradación del mundo animal y vegetal.
«Los países se pondrán de acuerdo en octubre sobre un objetivo, del que ya tenemos elementos», explicó Salvatore Arico, responsable científico de la UNESCO, quien señaló que se pretenden obtener resultados a muy corto plazo, entre 2010 y 2012.
La mencionada actividad, es solo la primera toma de contacto para un año en el que se celebrarán numerosas convenciones, encuentros y conferencias por todo el mundo para fijar esos objetivos de reducción de pérdida de biodiversidad.
Entre esos objetivos, a corto plazo se pretende aumentar el número de áreas protegidas y planificar las actividades de diferentes sectores económicos como el transporte o la agricultura de manera que respeten la biodiversidad.
A mediano plazo, de cara al 2020, Arico explicó que se pretende «intentar reducir de forma verdaderamente importante la pérdida de la biodiversidad».
Indicó que el objetivo a muy largo plazo, para el año 2050, será obtener el compromiso de los países de «parar la pérdida de biodiversidad y promover su desarrollo a diferentes escalas».
A lo largo del año se celebrarán otros actos similares, los más importantes en Madrid, Trondheim (Noruega), Nueva York (EE.UU.), Dar Es Salaam (Tanzania) y finalmente en Japón, donde tendrá lugar el encuentro más importante, en Nagoya del 11 al 29 de octubre, así como la jornada de clausura, en Kanazawa en diciembre.
En conferencia de prensa en la sede de la organización, Ahmed Djoghlaf, secretario ejecutivo de la Convención sobre la Diversidad Biológica de Naciones Unidas, reivindicó la importancia de obtener acuerdos entre la comunidad científica y los Gobiernos, y de conseguir el «compromiso» de los distintos Ejecutivos para alcanzar objetivos tanto globales, como nacionales y regionales.
Djoghlaf destacó que todo el mundo debe tener un «cambio de actitud» para preservar la biodiversidad para las generaciones futuras.
Además, remarcó que la reciente Cumbre de Copenhague sobre el medio ambiente significó «un antes y un después» por haber reunido a 120 jefes de Estado, aunque no se consiguieran acuerdos sustanciales.
Instó a actuar a los países y advirtió de que no se puede esperar a 2020 «para decir que no hemos tenido éxito», por lo que reivindicó el cumplimiento de objetivos año a año.
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