El Comercio. Izula fue captado a las filas de Sendero Luminoso cuando apenas tenía 8 años de edad. Lo reclutó un mando terrorista identificado como ‘Pablo’, responsable militar de una extensa zona conocida como Magdalena, (Aucayacu-Huánuco). La formación ideológica que recibió fue muy escasa, sin embargo, su aprendizaje mayor habría sido en las tácticas de guerra no convencionales y los asesinatos a sangre fría, especialmente de civiles.
Por su personalidad irascible y explosiva, a los 16 años asciende en la estructura de SL como jefe de seguridad de ‘Pablo’ y, pocos años después, se convierte en el nuevo mando militar de Magdalena e integrante del cuerpo de seguridad del líder terrorista conocido como ‘Artemio’.
Según informaciones recogidas en el Huallaga, Izula habría participado directamente en la muerte de por lo menos una decena de campesinos que, por la sola sospecha de que estarían colaborando con las fuerzas del orden, fueron ejecutados de manera inmisericorde. Asimismo, se le imputa haber integrado los pelotones que emboscaron a las patrullas de la PNP en Pumahuasi, Tocache y Aucayacu, donde fallecieron más de 10 agentes. Su nombre figura como autor material de acciones terroristas en por lo menos trece atestados policiales.
Después de la caída de los principales mandos militares y políticos del Comité Regional del Huallaga (cuatro en los últimos cinco años), este personaje se convirtió en el número dos del grupo terrorista, inmediatamente después de ‘Artemio’.
La acción policial que ha permitido la captura de Izula fue una impecable operación de inteligencia a cargo de agentes especiales de la Dirandro. Desarrollaron de manera profesional el concepto de “inteligencia humana”, complementándolo con una fuerza de ataque que se infiltró en los terrenos donde Izula se creía seguro.
En toda la operación, planificada al milímetro, se respetó escrupulosamente el marco legal que regula los procedimientos especiales para este tipo de casos. Es importante resaltar esta parte porque en el actual combate a los remanentes terroristas, especialmente en el VRAE, pareciera que se han olvidado algunas lecciones básicas que pensábamos habían sido aprendidas.
Finalmente, más allá de las protocolares felicitaciones a los oficiales y suboficiales que participaron en esta exitosa operación, lo que corresponde en absoluta justicia es ascenderlos al grado inmediatamente superior y retribuirlos con la recompensa que el Gobierno se ha comprometido para los casos de captura de los mandos importantes de SL, qué duda cabe que Izula es uno de ellos.
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