Una carretera podría dividir la tierra de indígenas aislados

El Congreso de Perú está a punto de aprobar una carretera muy polémica que cortará en dos el territorio de al menos dos pueblos indígenas aislados.

Los congresistas están considerando una ley que calificaría dicho proyecto como “necesidad pública”, y así pasar por encima de la enorme oposición indígena.

La carretera propuesta atravesará el sureste de la Amazonia peruana desde Puerto Esperanza, en la región de Purús, cerca de Brasil, hasta Iñapari.

En su recorrido hay tres importantes zonas protegidas, entre ellas la reserva para indígenas aislados Madre de Dios.

Es de destacar que el proyecto omite toda referencia a los indígenas aislados, así como a la oposición de los pueblos indígenas de la región, que conforman el 80% de la población.

Temen que la carretera atraiga a un gran número de madereros ilegales y colonos que resultarían devastadores para su selva y para los indígenas aislados que viven en ella.

En un llamamiento al Congreso, la organización indígena ORAU invitaba a: “No dejarse llevar por un pequeño grupo de legisladores que quieren convertir a Purús en un desierto”.

Un cura católico de Puerto Esperanza, Miguel Piovesan, es considerado como el principal promotor del proyecto.

En un email filtrado recientemente Piovesan insistía: “No hay ningún peligro de invasión maderera”.

Sin embargo, el patente fracaso de Perú a la hora de frenar la tala ilegal en la Amazonia ha sido objeto de la condena internacional.

Más de 114.000 personas han firmado una petición de Survival para detener la invasión de la tierra de los indígenas aislados por madereros ilegales.

El director de Survival International, Stephen Corry, ha declarado hoy: “Es sumamente sospechoso que Piovesan y sus amigos en el Congreso quieran construir una carretera en una zona indígena que no cuenta con prácticamente ningún apoyo entre los indígenas. Esta actitud de ‘nosotros sabemos qué es lo mejor para vosotros’ no solo es paternalista, sino también mortal, tal y como muestran los últimos 500 años de colonialismo y ‘desarrollo’ de las tierras indígenas”.