Al celebrarse una vez más el Día del Medio Ambiente en el Planeta, en nuestro país dicha “celebración” es casi desapercibida a nivel mediático y peor aun en la agenda política de nuestros gobernantes, pues luego de 11 meses de instalado el nuevo Gobierno del Presidente Ollanta Humala, persiste una agenda ambiental pendiente y una creciente conflictividad socioambiental que no es manejada ni preventiva ni adecuadamente.
Si recordamos el anuncio presidencial el 28 de julio pasado, el Ordenamiento Territorial (OT) fue una prioridad anunciada y ratificada un mes después por el ex Primer Ministro Salomón Lerner, hasta donde recuerdo se avanzó con una propuesta de legislación desde el MINAM de ese entonces y desde la Secretaria de Descentralización de la PCM a fin de lograr consensuar una propuesta que sea debatida en el Congreso para su aprobación final, en el entendido que la Ley de OT permitirá articular la Política del Estado, Políticas de Gobierno (Nacional, Sectorial y Regional) y la Gestión Pública hacia el Desarrollo Sostenible. Así mismo oriente un proceso de planificación territorial con carácter vinculante que defina uso, ocupación y transformación del territorio, lamentablemente aun no se conoce de alguna iniciativa concreta alrededor de este tema.
Por otro lado, existe aún la necesidad de un fortalecimiento descentralizado de la institucionalidad Ambiental, a fin de implementar la Política Nacional Ambiental, mejorar el presupuesto anual del sector, así como completar las adscripciones adicionales al MINAM como la Autoridad Nacional del Agua (ANA), Servicio Nacional Forestal y Fauna Silvestre (SERFOR, hoy en el MINAG), IMARPE, INDECI.
También culminar el proceso de transferencia de funciones a las Regiones de manera concertada y efectiva, fortalecer el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, con participación ciudadana efectiva; así como el cumplimiento real de los Estándares de Calidad Ambiental y Límites Máximos Permisibles.
En la Hoja de Ruta del Gobierno electo se planteó la constitución de un organismo autónomo de regulación ambiental, que fortaleciera el sistema de supervisión y fiscalización ambiental (hoy OEFA) para garantizar cumplimiento de la normativa ambiental por todos los actores y se sancione a quienes los incumplen, sobre esto tampoco existen medidas concretas para su implementación.
Respecto al Tema de la gestión de los recursos forestales, queda pendiente aun la necesidad de contar con una visión integral de nuestros Bosques, que deje de lado la errada división entre áreas naturales protegidas (ANP) y bosque de “producción” (desprotegidos) dado que no permite un manejo sostenible de nuestros ecosistemas forestales, mas aun cuando actividades ilegales como la tala y comercio de madera, coca y minería informal de oro vienen provocando grandes impactos en el bosque sin mediar mayores resultados en su defensa y conservación.
Respecto a la gestión de las ANP, es necesario y urgente continuar con la reorganización del SERNANP, que permita tener una nueva estructura que fortalezca la gestión local y viabilice una Conservación con inclusión social, para ello es necesario entre otras acciones, mejorar (como se hizo hasta el año pasado) las condiciones de trabajo del personal, en especial de aquellos que laboran en el campo, como los Guardaparques que no sobrepasan las 700 personas y que tienen la inmensa labor de velar por más de 19 millones de Ha. de territorio ganando en su gran mayoría un promedio de 675 soles mensuales, la inclusión social debe empezar por casa.
Ciertamente existen más temas en los que quizás se viene avanzando, pero creo que hay temas como el Ordenamiento territorial y la gestión integral de los Bosques que son fundamentales y que no deben dejarse al olvido, salvo que ahora ya no haya interés por abordarlos o desarrollarlos, lo cual sería un gran error que luego el país estará pagando con más conflictos y pérdida de ecosistemas que difícilmente podremos recuperar.
De cara a Rio + 20, el Cambio Climático y la crisis de la economía Global, es muy necesario que el Perú transite por caminos que conduzcan a la sostenibilidad, al fortalecimiento de la gobernabilidad política con transparencia y tolerancia, a la construcción de consensos entre todos y todas generando mecanismos de dialogo que permita llegar a una real concertación y no a la imposición de la agenda de un pequeño sector que sigue promoviendo el modelo extractivista en el país en desmedro de otras alternativas más viables y sostenibles que si podrían beneficiar a la mayoría de peruanos y peruanas.