Un deslinde sin fundamento

En la Audiencia Regional en Huánuco organizada por este Diario, los participantes más activos fueron los cocaleros del Monzón. Sus discursos intentaban deslindar al productor de coca con el tráfico de drogas que se desarrolla en ese valle. Inclusive su máximo dirigente solicitó al Gobierno combatir a los narcotraficantes por aire y por tierra.



Hagamos una breve radiografía del Monzón y recordemos algunos hechos para ver si es coherente ese deslinde o solo un discurso demagógico para eludir responsabilidades. Primero: El último informe de Naciones Unidas cuantificó en el Monzón 11.240 hectáreas de coca. Esto representa el 66% de toda la coca del Alto Huallaga y el 22% del total nacional. Anualmente se cosechan más de 24 mil toneladas métricas de coca seca. De esta cantidad se venden a Enaco un promedio de 10 toneladas, es decir menos del 1% de la coca del Monzón es para el consumo legal.


Todo lo demás termina en los laboratorios de cocaína que se encuentran escondidos contaminando los riachuelos de todo el valle.



Segundo: En el Monzón nunca se erradicó la coca ilegal de manera sostenida. Los gobiernos de turno, por cálculos políticos, claudicaron sistemáticamente su papel de control. Sin embargo, los dirigentes cocaleros, a sabiendas que sus cultivos son mayoritariamente materia prima para el narcotráfico, tomaron ciudades y bloquearon carreteras exigiendo el cese de la erradicación en todo el Huallaga. En realidad, esas acciones violentas son amenazas para que la fuerza pública no entre al Monzón: Lo que vienen consiguiendo con mucho éxito hasta ahora.



Tercero: En el Monzón no existe una sola comisaría o base antidrogas. Desde el 2000 se intentaron instalar varias veces, pero los cocaleros y sus dirigentes se enfrentaron a la policía a machetazos rechazándolos. La autoridad retrocedió por enésima vez y ahora es tierra de nadie. Los cocaleros dicen que no necesitan comisarías porque ya cuentan con dos bases del Ejército, eso es cierto. Pero todos los peruanos medianamente informados sabemos que esas bases están cómodamente instaladas y que «desconocen mayormente todo lo que pasa».



Cuarto: Hasta el 2003 Naciones Unidas desarrollaba con éxito proyectos productivos en el Monzón. Los dirigentes cocaleros no toleraron esa presencia porque acusaron de intentar dividir a sus bases y, en una de sus tantas huelgas, incendiaron toda la infraestructura que se había levantado. Los viveros forestales y las plantas piladoras de arroz arrasadas. Las losas de cemento construidas para almacenar café ahora son utilizadas para secar la coca ilegal.



Quinto: La última huelga cocalera que paralizó Huánuco por más de dos semanas (junio 2007) fue encabezada por los cocaleros y dirigentes del Monzón. Su reclamo fue el cese de todo tipo de erradicación de la coca, inclusive de las que están en torno a las pozas de maceración de la pasta básica. ¿Quién se beneficia con este pedido?



Mientras los narcotraficantes, terroristas y sicarios consideren al Monzón como su mejor refugio y los dirigentes cocaleros intenten decirnos que allí no pasa nada, no debemos aceptar ese deslinde y tenemos que exigir al Gobierno que recupere el principio de autoridad. Sin ese paso previo no hay ninguna posibilidad de que la inversión privada o los programas de desarrollo productivo tengan éxito.