Los sellos que certifican comercio justo y producto orgánico de la Unión Europea y del Departamento de Agricultura de Estados Unidos estampados sobre el empaque de un café peruano son un distintivo importante para los más de 600 agricultores ex co- caleros del Monzón, Tocache y Tingo María que de esta forma ven su trabajo valorado en países como Estados Unidos, Canadá, Alemania y Suiza.
Un reconocimiento que debería nacer en su propia tierra. Por ello es importante destacar la aparición en el mercado peruano de este café de calidad gourmet, que ha alcanzado puntajes de catación entre 80 y 90 puntos por q-graders (título más alto para un catador de café) de la Specialty Coffee Association of America (SCAA).
Su nombre es Q’ulto, lo produce la Cooperativa Agraria Cafetalera Divisoria, y fue presentado hace unas semanas en el Salone del Gusto de Torino (Italia) y recientemente en Lima, con el apoyo de DEVIDA y la cooperación de Usaid-Unodc (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito).
Julián Aucca, gerente de Divisoria, explica que “nuestro café se ha posicionado como materia prima en los nichos de café especiales más exigentes del mercado del mundo”.
Esa fue una primera etapa. La segunda se focaliza hacia el mercado local, no ofreciendo granos de descarte, sino aquellos que tengan la misma calidad de exportación y como producto terminado.
“Queremos pasar a una siguiente etapa con el café tostado molido, para continuar con la instalación de cafeterías en Lima y Cusco”, se proyecta Aucca, con lo cual permitirán que los peruanos podamos disfrutar de uno de los tesoros que crecen en exportaciones mundiales.
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