El analista Roger Rumrill advirtió que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) ha dado un ultimátum al gobierno peruano en el que señala que si en los próximos seis meses no controla la extracción ilegal de la caoba, el oro rojo de la Amazonía, se suspenderá la exportación y hasta podría revisarse la adenda forestal del TLC con Estados Unidos. Reproducimos el artículo de Roger Rumrill publicado hoy en el diario La Primera.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) ha dado al gobierno del Perú un ultimátum: si no controla la extracción ilegal de la caoba, el oro rojo de la Amazonía, en los próximos seis meses, se suspenderá la exportación y hasta podría revisarse la adenda forestal del TLC con Estados Unidos.
Consultados los expertos forestales sobre si el gobierno aprista podrá realmente realizar este control, la respuesta es negativa. Porque el sistema forestal y en particular el comercio de la caoba está en manos de cuatro exportadores que controlan toda la cadena a través de la Dirección General de Forestal y Fauna del Ministerio de Agricultura y ADEX.
Actualmente el 90 por ciento de la madera de la Amazonía para el mercado nacional y la exportación, tiene procedencia ilegal. Los rodales comerciales de caoba (Swietenia macrophylla) prácticamente han sido devastados y lo que ahora se extrae procede de Parques y Reservas Nacionales y territorios indígenas.
Sólo hay que imaginar los argumentos que inventará y esgrimirá la burocracia, los extractores y exportadores para intentar convencer a las autoridades de la CITES. Para estos casos la imaginación no tiene límites.
Veamos un ejemplo. En la región Loreto, el OSINFOR iniciará en breve la supervisión de 250 concesiones forestales. Es posible que la mayoría de concesionarios no pase la prueba y sus concesiones sean anuladas. Pero algunos pasarán el examen con nota 20 y son aquellos que en este mismo momento en que usted lee esta nota están sembrando de tocones forestales sus concesiones para demostrar que sus Programas de Operaciones Anuales (POAs) coinciden con los árboles que han talado.
Simultáneamente el gobierno acaba de presentar el anteproyecto de una nueva ley forestal que para muchos es peor que la 1090, que costó a los pueblos indígenas sangre, sudor y muerte derogarla. Sobre todo porque autorizaría concesiones sin límites y por tiempo indefinido.
Para el doctor Alan García Pérez la Amazonía es la gallina de los huevos de oro rematada a la voracidad del gran capital.