A decir de muchos ciudadanos Tingo María se ha convertido en el reino de la informalidad en el transporte público y con ello abriga bombas de tiempo que en cualquier momento podrían ocasionar serios problemas sobre los cuales nadie podría responder con certeza. Ninguna autoridad y menos dirigentes o transportistas estarían en capacidad de hacerlo, ya sea por inoperancia, negligencia o malas prácticas.
El imperio de la informalidad se evidencia con mayor notoriedad en el transporte de pasajeros en vehículos menores, entendiéndose así al transporte en mototaxis, vehículos de tres ruedas que habiendo sido fabricados con ciertas características, muchos han sido modificados de manera artesanal y ofrecen un gran peligro para la seguridad de los pasajeros y de toda la ciudadanía.
Además de circular prácticamente destartalados un gran número de ellos produciendo gases altamente contaminantes y ruidos molestos, los conductores o propietarios los han “acondicionado” usando balones de gas para su funcionamiento y ahorro en combustible, evitando la conversión necesaria para ofrecer las garantías de buen vehículo.
Estos balones de gas son llevados al costado del conductor o en la parte posterior del asiento de pasajeros, con todos los peligros que ello implica. Hace unas semanas, ocurrió una tragedia en Lima cuando un vehículo que llevaba balones de gas se incendió a raíz de la explosión en serie de dichos balones.
Ello generó el incendio de varios vehículos que se hallaban al costado del vehículo en llamas y varias personas heridas, la explosión la produjo una simpe chispa. En Tingo María parece que nadie ha reparado en ello o quizás, como señalan estos ciudadanos, se espera que ocurran muertes para recién tomar cartas en el asunto.
De los más de 10 mil mototaxis que circulan en Tingo María, más de la mitad utilizan estos balones, así también circulan en condiciones mecánicas deplorables, sin luces, con el combustible en botellas (gasolina para el arranque) al costado de los pasajeros, con frenos desgastados casi al máximo, lunas polarizadas, entre otros problemas.
Y a ello los ciudadanos se preguntan sobre la labor de las autoridades, refiriendo que en lugar de controlar como es debido alientan a la informalidad con su inoperancia. Por una parte, la Policía Nacional se ha limitado a perseguir al conductor de motocicleta lineal que no porta casco o no tiene su SOAT y no repara en solicitar la correspondiente revisión técnica de las mototaxis, a la que están obligadas por ley.
De otro lado, la municipalidad, que entrega autorizaciones de circulación sin tener en cuenta estos problemas de los vehículos y permite que tengan carta libre para generar mayores problemas e informalidad y también el Ministerio Publico, que no ha dicho nada sobre la transgresión de las normas legales, contribuyendo a la exposición al peligro a toda la población, inclusive a los mismos fiscales o sus familias.
Frente a ello, los ciudadanos se vuelven a interrogar, hasta cuándo tendrá que esperarse o será la muerte de alguien o un grupo de personas, en una tragedia que nadie quisiera, la que por fin ponga a trabajar a las autoridades en el cumplimiento de sus funciones. Fundamental para ello es exigir que estos vehículos tengan su respectiva revisión técnica.