Tiempos de contacto

¿Qué ha cambiado en la Amazonía para desencadenar esta situación? ¿Estamos preparados? El 27 de diciembre del año pasado, las comunidades amazónicas de Monte Salvado y Puerto Nuevo, ubicadas cerca de la frontera con Brasil (Madre de Dios), fueron evacuadas a Puerto Maldonado. ¿El motivo? Cerca de 200 indígenas mashco piro, pueblo en aislamiento voluntario, habían allanado Monte Salvado días antes.

Armados con arcos y flechas, los mashco piro lograron llevarse machetes, cuerdas, mantas y alimentos. Nunca antes se había registrado una movilización tan grande de “no contactados”. Esa vez no hubo consecuencias graves para ninguno de los implicados. Sin embargo, aún no se sabe lo que sucederá la próxima década, cuando estos encuentros aumenten exponencialmente.

“Esta será la década de contacto con los pueblos en aislamiento voluntario”, ha afirmado enfáticamente Glenn Shepard, antropólogo del Museo Paraense Emilio Goeldi de Brasil. Lo que está pasando en la Amazonía es que cada vez hay menos espacio. “Hay una serie de presiones externas que están rodeando a los aislados y no tienen a dónde ir. Esta va a ser una década donde mucha gente va a salir de aislamiento”, afirma Shepard.

Actividades la tala ilegal, la explotación petrolera y el narcotráfico, muchas de ellas realizadas cruzando los territorios de estos pueblos y afectando los recursos naturales, están haciendo que los indígenas en situación de aislamiento busquen nuevos espacios y recursos para poder sobrevivir.

Si bien el hecho de que estos pueblos vivan en aislamiento no implica que no tengan contacto con otras comunidades (en varios casos realizan intercambio de utensilios y alimentos), esta década estos encuentros serán cada vez más frecuentes. El Estado debe prepararse para brindar seguridad tanto a los pueblos aislados como a las comunidades cercanas a ellos.

HISTORIA

Muchos de los pueblos indígenas que hoy se encuentran en aislamiento voluntario están en esta situación porque huyeron de las epidemias traídas por los misioneros, de las matanzas de los colonizadores y de la explotación de la época del caucho. El aislamiento no es una condición natural, sin embargo, en este escenario, era su única posibilidad de sobrevivencia.

Actualmente, los pueblos indígenas aislados viven en grupos pequeños, aprovechando los recursos de bosque mediante la caza, recolección, pesca y, en algunos casos, con pequeñas chacras con especies nativas. En época de lluvias suelen permanecer en las partes altas de las quebradas y en épocas secas migran hacia zonas más bajas para recolectar huevos de tortuga y materiales para hacer flechas de cacería, entre otros.

El contacto con estos pueblos es peligroso, para ellos y para la comunidad con la que lo realizan. Douglas Rodrigues, médico del Proyecto Indígena Xingu, señala que los pueblos en aislamiento tienen una enorme vulnerabilidad biológica y el contacto con otras comunidades podría causarles enfermedades mortales.

Una de las más graves son las infecciones respiratorias, en pocos días podrían diezmar a su población. Para que se desarrolle inmunidad ante una enfermedad, indica Rodrigues, se necesita de cinco generaciones, es decir, casi un siglo. Por ellos, en los próximos años, el Estado tendrá una importante labor para que el contacto se produzca de manera segura y así evitar tragedias.

ROL DEL ESTADO

Existen mecanismos legales para proteger el derecho de aislamiento a nivel nacional e internacional. El Estado peruano tiene la obligación de proteger este derecho. Para esto, la legislación peruana incluye la creación de reservas territoriales para que los territorios de estos pueblos sean zonas intangibles.

Lorena Prieto, titular de la dirección de Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario o Contacto Inicial, afirma que el ministerio de Cultura está tomando medidas para el escenario que afrontarán esta década. Es un gran reto para el cual se viene trabajando con el apoyo de numerosos especialistas. El allanamiento en Monte Salvado se pudo resolver adecuadamente. Espera que en los próximos también se pueda actuar con esta eficacia.

“Lo principal es estar en esos lugares. En el caso de contacto con los mashco piro (pueblo en aislamiento voluntario que ha tenido numerosos avistamientos en los últimos años), estamos entrenando a gente de la localidad e intérpretes Yine. También nos estamos preparando en temas de salud y con especialistas en relaciones comunitarias y sociales”, señala.

El contacto no consiste en solo un momento, sino que implica todo  un proceso, y el Estado debe asegurarse que estos contactos, que aumentarán, no conlleve tragedias que lamentar.

BITÁCORA

Actualmente, estos pueblos enfrentan graves amenazas, incluso provenientes del mismo Estado. El ministerio de Transportes y Comunicaciones tiene planificada construir una carretera que iría desde el este de Junín, a lo largo del río Urubamba y del río Camisea, a través de la cuenca del Manu, con la confluencia con el río Madre de Dios hasta la frontera con Bolivia.

Esto significa que pasaría justo por el Parque Nacional de Manu, bordeando la reserva comunal Amarakaeri, y penetrando una reserva intangible, lugar de pueblos en aislamiento, y entrando en dos áreas naturales proteguidas: la Reserva Nacional Tambopata y el Parque Nacional Bahuaja Sonene.

 

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