Ticerán

Diario16.- Varios medios de comunicación acaban de presentar en sus portadas al conocido dirigente cocalero Eduardo Ticerán como “narcoterrorista”. ¿Lo es? No lo sé. Pero lo que sí sé es que ninguno de dichos medios ha cumplido con dar cuenta de los mínimos elementos probatorios.

Al igual que un sinnúmero de periodistas, he tenido contacto directo con él. Lo conocí en el año 2007, cuando varios integrantes de la revista ideele fuimos a hacer un reportaje sobre El Monzón.

Lo primero que nos sorprendió fue que no nos encontramos con un “loquito suelto” y ultra radical, como se le pintaba. Nos dio la impresión de un líder joven, carismático e influyente.

Pero lo más importante fue que ya no planteaba “coca o muerte “, sino una “revolución pacífica” a partir de un diálogo con el gobierno aprista de ese entonces. (Ticerán se define políticamente como aprista).

El Gobierno les había prometido tomar en cuenta las propuestas elaboradas por los mismos cocaleros en su plan estratégico. Promesa que había llevado a un sector de cocaleros a desarrollar una serie de planteamientos técnicos sobre el uso alternativo de la hoja de coca, con la asesoría de la Universidad Agraria de Tingo María.

Luego pudimos presenciar una asamblea masiva de cocaleros de todo el Huallaga, los que habían acudido ante la convocatoria de Jorge de Castillo para dialogar. Desaprovechando la oportunidad, el ex Presidente del Consejo de Ministros nunca llegó.

Fue una razón más para que el sector radical intentara traerse abajo a Ticerán como dirigente, acusándolo de traidor.

Cuando el año pasado se produjo el operativo Eclipse, en el que fueron detenidos más de 40 pobladores de El Monzón, los que inmediatamente fueron traídos a Lima, Ticerán recurrió al IDL para su defensa. Como es nuestra costumbre, le dijimos que solo lo haríamos si se ponía a Derecho y nos convencíamos de su inocencia. Él aceptó. Pero después nos mandó decir que había cambiado de opinión al ver –lo que es verdad- que a los otros detenidos se les había, prácticamente, “desaparecido”.

De ninguna manera podemos afirmar que Ticerán es inocente; sería ingenuo, porque contra él puede haber pruebas que desconocemos. Pero no es imposible que lo pueda ser.

Si a Ricardo Soberón, con quien se puede discrepar pero que es conocido largamente por su honestidad y capacidad, además de contar con todos los medios de defensa, casi se le ha logrado linchar, producto de una evidente campaña de satanización, cualquier cosa puede ocurrir con alguien como Ticerán.

Él ha sido presentado como culpable antes de haber sido juzgado; exhíbanse entonces las pruebas. Y si no lo es, ¡cuidado! Se le podría estar “jalando los bigotes al tigre y desperdiciando la oportunidad de tener a un interlocutor que, por su liderazgo, podría evitar que los cocaleros vuelvan a los bloqueos de carretera.

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