La minería informal que se practica principalmente en los lavaderos de oro del interior de la región Madre de Dios es la principal instigadora de los delitos de trata de personas, que incluyen abuso sexual y explotación laboral en niños y adultos.
La trata de personas, tanto en su modalidad de explotación laboral como en el comercio sexual, es consecuencia directa de la explotación minera ilegal que se desarrolla principalmente en las cabeceras de los ríos de la región Madre de Dios, y está en aumento por el alto valor del precio del oro, según un reporte de la Junta de Fiscales de la zona amazónica.
La explotación sexual y laboral en las zonas de explotación aurífera será enfrentada en forma eficaz y conjunta por todas las autoridades de Madre de Dios, a partir del nuevo Plan Regional contra la Trata de Personas, aprobado por unanimidad en el Concejo Regional, y que esta semana empezaría a implementarse en la región.
Madre de Dios, debido a la presencia de asentamientos mineros ilegales donde abundan los prostibares y no hay respeto por los derechos laborales, figura entre las regiones con mayor incidencia de casos de trata de personas, junto a Lima, Cusco, Loreto, Puno y Arequipa.
Una mujer que con engaños trasladaba a dos menores de edad desde Mollendo (Arequipa) para hacerlas trabajar presuntamente como damas de compañía en un ‘prostibar’ de la zona minera ilegal del kilómetro 102, fue internada en el penal San Francisco de Asís, de Tambopata, acusada por presunto delito de trata de personas en forma agravada.
Dos menores de edad que se dedicaban al meretricio fueron intervenidas en el marco de un operativo policial realizado a los prostibares de del distrito de Kimbiri en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE), conocidos como “los bajos mundos”.
Dos menores de edad que se dedicaban al meretricio fueron intervenidas en el marco de un operativo policial realizado a los prostibares del distrito de Kimbiri en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE), conocidos como “los bajos mundos”.
Un minucioso seguimiento realizado por efectivos de Seguridad Ciudadana y miembros de los Comités de Autodefensa determinó que peligrosos delincuentes se ocultan en los prostibares de la denominada ‘curva maldita’, en las afueras del distrito de Pichari, luego de cometer sus fechorías en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE).
La visión «oficial» sobre la problemática de la Trata de Personas se estrella con la realidad, según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, que recientemente presentó el Reporte Anual sobre la Trata de Personas, el mismo que mantuvo al Perú en el Nivel 2, considerándolo uno de los «países cuyos gobiernos no cumplen plenamente con las normas mínimas para el combate de la trata de personas, pero realizan esfuerzos significativos para lograr el cumplimiento de esas normas».
Gracias a la denuncia de una menor de edad, de inciales M.J.M.M., que logró fugar de un bar de mala reputación llamado ‘El Tropical’ ubicado en la zona minera de Lamal, donde había sido sometida a la prostitución, la Fiscalía de Madre de Dios y la Policía Nacional del Perú montaron un operativo que permitió la liberación de otras dos adolescentes y la captura del proxeneta.