Han pasado más de tres años desde que fue herido en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), en la Operación Libertad. Su lesión fue tan grave que los médicos debieron amputarle la pierna izquierda. Sin embargo, este militar aprovechó su tragedia para ayudar a los más necesitados.
El último grupo del senderismo armado habría sufrido un golpe demoledor, si se confirma que “Alipio” y “Gabriel” fueron abatidos el domingo pasado. El primero era el más importante mando militar y el segundo comandaba la columna de La Convención, que infligió una durísima derrota a las fuerzas del orden en 2012, en la llamada “Operación Libertad”.
La fallida operación Libertad en la selva el Cusco cumplió un año. La acción fue ejecutada en respuesta al secuestro de 36 trabajadores del Proyecto Camisea por parte de terroristas del Vraem comandados por Martín Quispe Palomino, alias camarada «Gabriel».
Las ondas expansivas del fracaso de la «Operación Libertad» comenzaron a impactar en los altos mandos militares. De acuerdo con fuentes militares y del Ejecutivo, el mandatario Ollanta Humala resolvió relevar al comandante general del Ejército, general de división EP Víctor Ripalda Ganoza, y al jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general de división Luis Howell Ballena.
La mal llamada operación ‘Libertad’ terminó siendo la mayor masacre contra miembros de la Policía Nacional (PNP) y el Ejército Peruano (EP) de los últimos años. Improvisación, falta de liderazgo y estrategia militar fue el común denominador de los 23 días posteriores al secuestro y liberación de 36 trabajadores de Camisea con un saldo sangriento: Ocho valerosos policías y soldados muertos en combate, más de una decena de heridos, un helicóptero de la PNP derribado, chalecos inservibles, escasas municiones para las fuerzas del orden y raciones de alimentos malogrados. Simplemente, increíble. Detrás de toda esta masacre, el autodenominado ‘Ejército Militarizado del Partido Comunista del Perú’.