En Mazuco la selva ha muerto
Siete horas toma llegar del Cusco a Madre de Dios por la flamante carretera Interoceánica, siempre y cuando no llueva. Ya en plena selva, un letrero da la bienvenida a la Capital de la Biodiversidad del Perú y explica que estamos en zona de amortiguamiento del Parque Nacional Bahuaja Sonene, pero a pocos metros del cartel, se puede divisar pedazos de montañas carcomidas por la minería ilegal, y al lado de la vía, el río Inambari discurre enfermo, con ese color inconfundible con el que el enriquecimiento ilícito pinta el agua de los ríos de la selva: dorado oscuro.