Sin comida, sin cuartel y sin respeto

Esta semana El Comercio volvió a Kepashiato, en la selva del Cusco, esa zona donde hace cuatro meses un grupo narcoterrorista secuestró a 36 trabajadores de Camisea (ver páginas centrales). El Ejército y la Policía, que han sido enviados a la zona, duermen en las escuelas y colegios –que son el nuevo blanco de los narcoterroristas– y su rancho no llega todos los días. Comparten un solo baño y un solo caño entre todos. Cortan su propia leña para cocinarse, no tienen saldo en los celulares y no tienen camionetas ni autos ni motos para movilizarse. Ni siquiera tienen camas, duermen en el suelo en colchonetas y algunos están enfermos de tifoidea.

El coraje de un pueblo que no olvida ni perdona

Esta semana recibimos una noticia que debe ser tomada con seriedad, no como un dato pintoresco. Se trata de la decisión de 12 mil nativos de la selva central de formar un ejército asháninka. El ejército arawak, tal como se autodefine, se declara en guerra contra el narcoterrorismo y solo espera que se promulgue una ley de reconocimiento que le permita actuar. Según el comandante general del ejército arawak, Jhony Paulino Romero, todos los integrantes son nativos licenciados en el Ejército y saben manejar armas. Pero por ahora solo cuentan con flechas y cerbatanas. Valientes.

La gravedad de un discurso hipócrita

El año pasado visitamos las instalaciones de Antamina, en Áncash, a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar. Al visitante se le ofrece todo tipo de infusiones menos mate de coca, el único que realmente puede aliviar el mal de altura. ¿Por qué lo hacen? Porque de tanto que nos invade y destruye el narcotráfico, nuestra hoja de coca está perdiendo su valor cultural, medicinal y alimenticio para ser discriminada, víctima del pésimo uso que de ella hace la producción de cocaína.

Ciudadanía debe tomar acciones concertadas para evitar la pérdida de biodiversidad

La especialista del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp), María Luisa del Río, sostuvo que toda la ciudadanía debe tomar acciones concertadas para evitar la pérdida de biodiversidad en nuestro país, que significa pérdida de bienestar y posibilidades de desarrollo.