La repartija pasó factura

Se les advirtió que no podían ponerse de espaldas al país, pero con una soberbia tan grande como su ceguera, siguieron adelante. La malhadada elección se cayó en pocas horas. La indignación de la gente, expresada en las redes y en los medios, amenazaba con volverse rebelión. Tuvieron que recular y quedar en ridículo. Alentador saber que tenemos ciudadanía que reacciona; alarmante que no tengamos partidos para representarnos.