«Hijo de…»

En la comunicación coloquial iniciar una expresión diciendo “hijo de…” concluye generalmente en un insulto, porque hace alusión a padres que tienen reputaciones o profesiones poco decorosas. Sin embargo, ser hijo de una persona con buena reputación puede ser una carga igualmente aplastante como en el caso opuesto. Ser hijo hija de famosos deportistas, artistas, empresarios, políticos, hombres públicos puede ser un asunto muy difícil de sobrellevar, porque estos hijos inevitablemente asumirán que sus éxitos se deben precisamente a sus apellidos y no a sus méritos personales.