Juan, insistiré en la próxima “crisis”
En memoria de Juan Briceño, amigo entrañable, brillante y honesto policía. Como conversábamos, Juan, los asesinatos que han conmovido al país en las últimas semanas son la punta de un iceberg.
En memoria de Juan Briceño, amigo entrañable, brillante y honesto policía. Como conversábamos, Juan, los asesinatos que han conmovido al país en las últimas semanas son la punta de un iceberg.
La institución estadounidense Diálogo Interamericano, una de las instituciones académicas más prestigiosas de USA especializada en abordar temas latinoamericanos, realizó esta mañana un un debate académico sobre el primer año de gobierno del presidente Ollanta Humala Tasso.
Diversas personas fueron tanteadas, con los consiguientes “no, muchas gracias”, como respuesta. Llama la atención, en primer lugar, la improvisación (¿no sabían desde hace días que esto se venía?) y la falta de cuadros (se supone que uno llega a gobernar con más de una persona pensada para los cargos clave).
En opinión del ex viceministro del Interior, Carlos Basombrío, las renuncias de los ministros de Defensa, Alberto Otárola, y del Interior, Daniel Lozada debilitan al presidente del Consejo de Ministros, Óscar Valdés, y al propio Gobierno, ya que en la práctica ambos titulares de cartera fueron censurados.
Una de mis principales preocupaciones con Ollanta Humala fue desde el inicio que su formación militar y lo tenue de sus tradiciones democráticas, nos llevaran a retrocesos en el manejo de la defensa y la seguridad en democracia.
Ollanta ha estado a la altura de las circunstancias en su primera semana. Ha sido convincente en sus presentaciones públicas y ha tranquilizado a parte de los que tenían los peores temores. Es verdad que todavía seguimos en el terreno de la retórica, pero esta es ya postelectoral y comienza a sonar consistente. Si Humala lograse el famoso crecimiento con inclusión y se atreviese a hacer algunas reformas claves en el Estado, será un buen presidente.
El gran escritor fue decisivo para la victoria de Ollanta Humala. Tenía todo el derecho que poner su peso político y moral favor de la causa que consideraba la mejor. Discrepo profundamente de los que lo denostan y ofenden por ello. No es verdad que sólo sea sólo un gran escritor y no, también, un buen político. Vargas Llosa ha estado en muchas causas democráticas y a favor de los derechos humanos en el mundo y merece todo respeto por ello. (Por cierto varias de ellas antagonizando con algunos de los que lo endiosaron en las últimas semanas).
Alan García ya no existe. Desde ayer, de Ollanta Humala depende el curso de los acontecimientos políticos. Sus frentes inmediatos son el económico, donde la Bolsa colapsó, y el social, si es que en Puno reinician la huelga indefinida contra la minería. (¿Es viable el Perú sin minería formal?). En ambos escenarios está siendo ya puesto a prueba. Es que, al igual que si hubiese ganado Keiko, no había tregua posible.
A raíz de la llegada a la segunda vuelta de Keiko Fujimori y Ollanta Humala un importante sector de la población quedó en una situación muy desagradable, ya que considerabamos que este era el peor escenario que se podría configurar.
De la inminencia de la muerte de Carlos Iván Degregori sabíamos todos, dada la cruel enfermedad que sufría. Más bien logró, con mucho coraje, ganarle unos años más a la vida. Aún así, y cuando la inevitable noticia nos llegó hoy, nos remeció.