Expertos reunidos en evento internacional organizado por la World Sleep Society (WSS), en el marco del Día Mundial del Sueño que se celebró el viernes pasado, destacaron la importancia del sueño como un pilar de la salud y su impacto directo en una mejor toma de decisiones que, en última instancia, pueden tener repercusiones incluso en los grandes desafíos a los que se enfrenta el planeta como la contaminación o el cambio climático.
«Se ha recordado en muchas ocasiones las consecuencias negativas que tiene dormir poco o mal en el sistema cardiovascular, neuroendocrino, inmunológico o neurocognitivo, pero un sueño insuficiente o de mala calidad también provoca menor alerta diurna, déficit de atención, problemas de memoria o de concentración, somnolencia diurna excesiva, e impulsividad conductual, con razonamientos ilógicos y toma de decisiones inadecuadas», ha explicado la miembro del comité científico de la Sociedad Española de Sueño (SES), Milagros Merino.
En ese sentido, la doctora Merino, que ha insistido en que cuando una persona no duerme las horas suficientes tiene un déficit atencional selectivo y no puede establecer juicios, ha recordado que catástrofes ambientales como el accidente del petrolero Exxon Valdez, que en 1989 vertió 37.000 toneladas de petróleo en el mar de Alaska, están ligadas a un menor descanso.
«Antes de la invención de la bombilla, los seres humanos se acostaban a la puesta del sol. Hoy, con la luz artificial, podemos permanecer despiertos y activos durante la noche, incrementando el gasto energético.
El sueño insuficiente induce a hábitos de vida «muy poco saludables, entre los que destacan el consumo de comida rica en carbohidratos o procesada (habitualmente envuelta en plásticos), el consumo de tabaco o la ingesta de productos estimulantes para mantenernos alerta», ha comentado la doctora.
Finalmente, desde la World Sleep Society se ha llamado a atención sobre el impacto del sueño de mala calidad en el envejecimiento prematuro, sobre todo a nivel cerebral. En ese sentido, la portavoz de la SES ha recordado que el sueño permite «limpiar» el cerebro de productos de «deshecho» acumulados durante el día.
«La falta de sueño, por el contrario, provocaría la acumulación de proteínas anómalas que desencadenan los mecanismos de neurodegeneración. Estudios recientes han objetivado que los trastornos de sueño (incluida la somnolencia diurna excesiva) inciden en cualquier tipo de demencia, degenerativa o no degenerativa, como predisponente o agravante del deterioro cognitivo», ha zanjado.
Fuente: Ecoticias