La hoja de coca es una planta con un complejo conjunto de nutrientes minerales y aceites esenciales, pero que en su forma sintetizada es un estimulante con propiedades adictivas. De esto resulta la comercializada cocaína: Uno de los mayores grandes problemas que afecta a diversos países de Sudamérica y el mundo.
La producción de esta droga está directamente asociada con el narcotráfico. Según el último informe sobre las Drogas 2022 publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la producción y tráfico de varias sustancias alcanzaron cifras récord en algunas regiones del mundo.
En Latinoamérica, mientras Colombia reduce la superficie de las plantaciones de hoja de coca, pero incrementa la productividad, el Perú presenta un alza en ambos campos. Para Nicolás Zevallos, exviceministro de Seguridad Pública del Ministerio del Interior, lo relevante de este último informe es que ahora Sudamérica ya no solo le ofrece cocaína al exterior, sino que además se ha vuelto el mayor consumidor.
«Los circuitos de comercio se acortan. Ya no tienes que llevar droga hasta Estados Unidos o Europa donde hay más controles, pues cruzando la frontera ya tienes el mercado argentino, boliviano, brasileño», sostiene Zevallos.
«Sudamérica ya no solo le ofrece cocaína al exterior, sino que además se ha vuelto el mayor consumidor»
El Informe de la UNODC estima que, a nivel global, 11.2 millones de personas se inyectan drogas. Además, alrededor de unas 284 millones de personas de entre 15 y 64 años consumieron drogas en todo el mundo. En líneas generales, la ruta del narcotráfico se hace cada vez más peligrosa.
Pandemia y el aumento de lo ilícito
La pandemia de la COVID-19 frenó todo, menos lo ilegal. Los comercios ilícitos como la minería, tala o el narcotráfico afectaron, principalmente, a las comunidades que viven en las fronteras. Por ejemplo, son los pueblos nativos ashánikas quienes están a la espera de una solución con respecto a la madera ilegal sin control extraída en la zona que habitan.
Con respecto a la hoja de coca ilegal hubo una caída en su comercialización. En el Vraem, la mayor zona cocalera del país, el precio disminuyó más del 50 % y el clorhidrato de cocaína un 20 %. Sin embargo, también se detuvo la erradicación del cultivo. En el año 2020, en el Perú solo se logró erradicar 1430 hectáreas, mientras que en el 2018 la cifra llegó a las 25 526 hectáreas.
«El regreso de estos comercios ilegales fue bastante agresivo»
Estas cifras poco alentadoras se vieron reflejadas con el retorno a la normalidad. «El regreso de estos comercios ilegales [tales como el narcotráfico] fue bastante agresivo. Sumado a ello, los mecanismo de control, seguridad o las políticas antidrogas se precarizaron, pues toda la gestión del Estado estuvo dirigida a la emergencia sanitaria. Ahora vemos la expansión de los cultivos principalmente en el Vraem«, acotó el exviceministro.
Aunque el Perú aún se mantiene detrás de Colombia en el proceso de comercialización de cocaína, Zevallos comenta que lo preocupante en el caso peruano es su cercanía con el mercado brasilero. «El Perú está construyendo un circuito de abastecimiento Brasil y Argentina. Eso es preocupante porque, por ejemplo, el sistema de control que se implementa en Estados Unidos es muy diferente al caso sudamericano. Para llevar coca a Europa tienes que dar la vuelta por todo África o por todo el Atlántico. Para ir a Brasil solo pasas por su enorme frontera», explica.
La rentabilidad de la hoja de coca
Al inicio del gobierno de Pedro Castillo, una declaración del exministro del Interior, Luis Barranzuela, sobre la industrialización de la hoja de coca generó polémica. En una entrevista, para Cuarto Poder, el entonces titular de la cartera ministerial afirmó: «¿Qué no hay industrialización de la hoja de coca ahora? ¿Y cuál es el principal insumo de Coca Cola?».
Los comentarios sobre esta afirmación exacerbó la polarización en este delicado asunto. Sin embargo, los hechos son lo importante en discusiones como estas. El Perú produce 150 mil toneladas de hoja de coca, la empresa Coca Cola solo le compra al Perú el 0.099% del total. Esto quiere decir que la industrialización de esta planta parece no ser la solución.
«En el supuesto que se busca industrializar la hoja de coca, se debe realizar un estudio de mercado y ver cuál es tu demanda. En el Perú se producen 150 mil toneladas de hoja de coca. De forma lícita solo se utilizan 10 mil. Imaginemos que consigues que todos [los peruanos] tomen mate de coca y consuman pan con harina de coca. Duplicas la demanda, ahora tienes 20 mil. Te quedan 130 toneladas, ¿qué haces con el resto? El único destino posible de esos cultivos de hoja de coca es el narcotráfico«, explica Zevallos.
Zevallos también afirma que este gobierno ha creado un discurso de autoerradicación. Este en principio es beneficioso para los agricultores cocaleros; no obstante, señala que al llevar a cabo políticas o propuestas ellos no se sienten escuchados. Por ello, debe existir un equilibrio entre el control de cultivos y el desarrollo alternativo junto con la presencia del Estado.
«El único destino posible de esos cultivos de hoja de coca es el narcotráfico»
«El cacao, café o los frutales son rentables a largo plazo, pero implica una cadena de incursión a los mercados mucho más desarrollada. La pregunta de fondo es qué está ofreciendo el Gobierno para poder darle incentivos al agricultor para que efectivamente se autoerradique. Esa es la interrogante en la que se debe insistir. Le estás pidiendo al cocalero que deje su principal sustento, pero ¿a cambio de qué?, acota Zevallos.
La realidad es que sin un mercado la extensión de los cultivos de coca ilegal son un problema que debe estar presente en las discusiones del Gobierno central. Es necesario comprender cuáles son las consecuencias de no contar con planes eficaces para la erradicación de los cultivos ilegales de hoja de coca. «Debemos entender los daños que se generan. Eso debería primar. Si se sigue postergando esta lógica el final no será alentador», finaliza el exviceministro.
Escrito por Gabriela Coloma/ INFOREGIÓN.
Los comentarios están cerrados.