Algunos intelectuales, exmandatarios y abogados plantean la liberalización del comercio y consumo de las drogas (marihuana). Como se sabe, en el Perú no está prohibido el consumo. Lo que está prohibido aquí es la comercialización de las drogas ilícitas. Nuestra legislación considera al consumidor de drogas como un enfermo que requiere atención.
Un estudio de Cedro del 2013 ha mostrado también el enorme rechazo en el Perú a las propuestas legalizadoras de la marihuana (95,9%) y drogas cocaínicas (98,7%).
Se afirma equivocadamente que “la prohibición nos trae drogas más potentes, consumidas en menos tiempo y de manera más violenta”. La aparición de nuevas drogas no depende de la prohibición. Muchas de las drogas ilícitas aparecieron como potenciales medicamentos. El tiempo demostró que estas sustancias producían adicción y otros daños, por lo que se retiraron del uso médico y se prohibió su comercialización.
Se argumenta que se gasta mucho dinero en interdicción, lo que se ahorraría al legalizar el comercio de drogas. También se afirma que la liberalización del comercio de drogas traería consigo la disminución del número de adictos. Se pone como ejemplo lo realizado por Holanda y Suecia, países que liberalizaron el consumo y el comercio de la marihuana. Estos países, sin embargo, han observado un incremento del número de adictos a drogas y la criminalidad asociada, por lo que han vuelto a medidas más restrictivas, con marcada disminución de los negocios de expendio de marihuana.
Otros afirman que al liberalizar el comercio de las drogas, por ley de oferta y demanda el precio caería y el número de adictos disminuiría. Esto es una ilusión. En el mundo real, el consumidor adicto a la droga la buscará y conseguirá en el mercado al precio que sea con tal de seguir consumiendo. La liberalización del comercio de drogas aumentaría la disponibilidad de la droga en las comunidades y tendríamos un mayor número de consumidores adictos. Resulta un efecto contrario al propuesto.
Un comentario final acerca de la marihuana que algunos pretenden legalizar. El principio activo es un alcohol (tetrahidro cannabinol, THC). Muchos creen que esta es una droga blanda, que no hace mayor daño y, por ser un producto natural (verde), es menos dañina que las drogas sintéticas. Esto es erróneo.
La marihuana es adictiva y su consumo con el tiempo ocasiona daños a la salud del consumidor, tanto psiquiátricos (síndrome amotivacional, comorbilidad psiquiátrica) como en diferentes órganos (cáncer pulmonar y de vejiga, hipertensión arterial, alteraciones cardiovasculares, alteraciones hormonales y menstruales, y disfunción eréctil en el varón).
La marihuana de la década de 1970 –la de los hippies– contenía alrededor de 2% en peso de THC. Hoy se encuentran en el mercado ofertas de marihuanas “biotecnológicas” de alto contenido de THC (superior al 25%) que ocasionan intoxicación severa, y que en algunos casos llevan al consumidor a la emergencia médica, con rápida adicción y la aparición temprana de los daños causados por la droga. Obviamente, la marihuana actual que se plantea liberalizar no es tan light como muchos afirman. No es un tema de “marcas”, ni de “calidad de la droga” o de “comer pescado”.