Una pala mecánica sobre oruga perteneciente a la Municipalidad Distrital de Kimbiri en el Cusco se encuentra prácticamente abandonada a más de 100 metros de caída entre la zona de Ccentabamba y Machente, lamentablemente es la síntesis de cómo las autoridades regionales, provinciales y distritales vienen ayudando a que el tránsito al Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro sea más fluido.
“Esa maquinaria estaba aquí cerca nada más, menos mal cuando se cayó no murió nadie, lamentablemente lo dejaron allí hace una semana (el pasado 10 de enero) y hace unos días nada más se ha venido la lluvia y lo ha dejado hasta abajo”, manifiesta Severino Fernández, chofer de una de las camionetas cuatro por cuatro que realiza el servicio de colectivo desde Ayacucho hasta Kimbiri.
Se sabe que todos los años la carretera de penetración al Vraem por Ayacucho (prácticamente la más accesible) se encuentra destruida por los permanentes barrancos que son ocasionados por las lluvias, a esto se suman los problemas que ocasionan luego de varios días de las caídas pluviales, llegando a formarse charcos de varios kilómetros y se vuelve permanente durante los cuatro primeros meses de iniciado un nuevo año.
ZONAS DE DERRUMBE
Hoy la vía completa no ha mejorado tanto, el problema más grave se encuentra a 20 minutos del centro poblado de Machente (distrito de Ayna) donde se ha caído gran parte del cerro como consecuencia de la presencia de las correntadas de agua formada por la lluvia conocida como “lloqlla”.
EL último fin de semana producto de esta caída y la ausencia de maquinaria especializada que pueda ayudar a solucionar el problema del pase de los vehículos estuvieron varados entre cuatro a cinco días camiones que llevaban productos de primera necesidad para que sean distribuidos en los distritos de Ayna, Santa Rosa, Sivia y Llochegua (Ayacucho); y Kimbiri y Pichari (Cusco).
Esta situación ocasionó la escasez por casi una semana de productos como legumbres y carne de pollo, además de otro tipo de materiales que son primordiales para las obras que se vienen realizando en el lugar.
Pero este no es el único lugar con ese problema, a menos de 10 minutos de llegar a la ciudad de San Francisco (capital del distrito de Ayna) en la zona de Limonchayocc se ha perdido toda comunicación como consecuencia de la crecida de un «lloqlla», trayendo como consecuencia que no se tenga una entrada habilitada y rehabilitando otra que significa bajar una pendiente de más de 70 grados de pendiente.
Otros lugares con problemas iguales ya están a la llegada cerca de la comunidad de Ccano (provincia de Huanta) donde se han caído montículos de tierra, principalmente en lugares asfaltados, y la empresa Consorcio Vial Quinua todavía no ha realizado el mantenimiento adecuado.
“Hace poco nada más estuvieron unos 10 peones y un cargador frontal haciendo trabajos de mantenimiento de la empresa consorcio vial Quinua, pero eso es para una parte, en realidad en todo sitio se va cayendo la tierra y eso ocasiona que se incremente el tiempo de llegada de un punto a otro, las autoridades no hacen nada porque dicen que no es su responsabilidad”, manifestó Fernández.
DESORDEN
Sumado a estos problemas producto de las lluvias se encuentra la forma en cómo vienen afrontando el problema los mismos conductores de vehículos quienes en varios lugares han ocasionado atolladeros que los han llevado a quedarse varados hasta por más de 24 horas.
“Todo el mundo quiere pasar, principalmente los camiones que ocasionan un congestionamiento, a veces tenemos que quedarnos no porque haya algún derrumbe sino por el desorden que ocasionan cada uno de ellos, este es un problema que a diario se observa en la carretera”, insistió Fernández.
De esta manera se ha convertido toda una odisea el llegar al Vraem, teniendo en cuenta que el Consorcio Vial Quinua, encargado del asfaltado hasta San Francisco se ha retirado hace más de cinco meses de la zona producto de un ataque terrorista que incendió todas sus maquinarias.
A esto se suma que todavía es incierto si volverá a trabajar luego de que las lluvias cesen para el mes de abril (que por lo general sucede), además de la dejadez de sus directivos de dotar de más cantidad de maquinaria para poder atender de las emergencias en la vía que es responsabilidad eminentemente de esta empresa (Jornada).
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