«Sendero quiere dar un golpe mediático»

– Hay analistas que señalan que Sendero ha cambiado de estrategia en elVRAE, que ya no mata sino que tiene un interés económico.
En absoluto, el modus operandi de Sendero Luminoso no es nuevo. En junio del 2003, secuestró a personas en una empresa de gas de Camisea con el mismo procedimiento. Los senderistas no son simples sicarios del narcotráfico, eso es simplificar el asunto, no son meros guachimanes.

– ¿Cuál es su objetivo entonces?
Es político, más que económico. Pretenden que “José” llame la atención sobre todo de reflectores internacionales. Quieren decir que ellos existen y controlan parte del territorio peruano. Y que son capaces de dirigir las reglas de juego en el VRAE y que los policías y militares no lo pueden impedir.

– ¿Cuánto territorio controlan?
El sábado pasado hubo una emboscada en el Vizcatán, luego se produjo un ataque en San Martín de Pangoa, en Azángaro. Y luego este secuestro. Son en lugares distintos y distantes, pero casi sincronizados. Así quieren demostrar que controlan el VRAE y tienen la potencia de fuego para realizar ataques simultáneos y que han superado a las FF.AA. del Perú.

– ¿Entonces SL no tiene intereses económicos?
Sí, debe de haber un trasfondo económico, pero recuerde que no le faltan fondos, es financiado por el narcotráfico. Su objetivo es dar un golpe mediático para llamar la atención.

– ¿Cree usted que en este momento hay una negociación entre la empresa y SL?
Ya en el 2003 hubo una negociación entre Sendero Luminoso y los operadores de una empresa. Pero no creo que consiga ahí el dinero que obtiene de los narcos. La pregunta aquí es: ¿Qué hace el Gobierno para contrarrestarlos? Los terroristas manejan el VRAE y, luego de 7 años y 400 millones de soles gastados en la lucha contra ellos, parece que estamos peor que cuando empezamos. Que las Fuerzas Armadas no hayan detectado a 40 subversivos de un punto del VRAE hasta Kepashiato es grave. Sendero es capaz de hacer retroceder a las FF.AA. Tienen la iniciativa y ponen en jaque al Estado, que ha retirado incluso bases contrasubversivas en el Vizcatán.