De acuerdo a un informe publicado en el diario La República y que reproducimos a continuación, los terroristas de Sendero Luminoso en el VRAE han incorporado en sus columnas en el VRAE a unos 25 licenciados del Ejército a los que pagan hasta 400 dólares mensuales a cada uno. La información fue proporcionada por dos ex soldados que fueron captados por terroristas y que revelan que los senderistas los reclutan por su experiencia en el manejo de armas.armamento.
Sendero en el VRAE tiene en sus filas a 25 licenciados del Ejército
“César” y “Silverio”, después de haber servido en el Ejército al menos durante dos años y participado en operaciones contra la subversión, se licenciaron y se reincorporaron a sus familias como la mayoría de jóvenes que habitan en el Valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE. Por su formación militar, la agrupación terrorista dirigida por Víctor Quispe Palomino, camarada “José”, los buscó y bajo amenazas los incorporó a sus filas. Luego de varios años, huyeron y se acogieron a la ley de colaboración eficaz.
“César” y “Silverio” informaron que no eran los únicos de su clase en la organización senderista. Afirmaron que por lo menos otros 25 licenciados del Ejército han sido incorporados en las columnas terroristas en el VRAE.
La República, que había recibido información sobre la existencia de los licenciados militares en Sendero Luminoso, entrevistó a “César” y “Silverio”, quienes confirmaron que ex miembros del Ejército integran los pelotones de los camaradas “José”, “Raúl” y “Alipio”, los cabecillas terroristas a quienes conocieron personalmente.
“A los 17 años me presenté al servicio militar. Aprendí en el Ejército el manejo de todo tipo de armas. A mi salida, un licenciado me dijo que en Quiteni (Satipo) había trabajo y allí me presentó al camarada ‘Albino’. Él me dijo que me necesitaba para custodiar a los ‘mochileros’ que transportaban droga”, relató “César”, cuya identidad reservamos por razones de seguridad. “Yo creí que eran narcotraficantes, pero después comprendí que eran de Sendero Luminoso. Como no tenía otra opción y pagaban 500 dólares mensuales, me fui con ellos”. Un soldado recibe, en promedio, 40 dólares cada mes.
“Yo conocí al jefe, al camarada ‘José’ (Víctor Quispe Palomino), y a su hermano ‘Raúl’ (Jorge Quispe Palomino), a los principales de la organización, como ‘Alipio’ y ‘Dalton’”, relató “César”. “Estando en la agrupación conocí a otros combatientes de las diferentes compañías que habían servido al Ejército, como yo. Gran parte era natural de Huancavelica, Ayacucho, Satipo, San Martín de Pangoa y Huancayo. Ellos tienen hasta 25 licenciados que son parte de los pelotones del camarada ‘José’. Los mandos se encargaban de dar charlas de concientización a las comunidades y también de cobrar los cupos a los empresarios madereros y traficantes de droga”.
Escape del infierno
“Yo pertenecí al batallón del Ejército Natalio Sánchez 324, de Satipo”, declaró “Silverio”, otro de los licenciados que durante un tiempo integró una columna terrorista.
“Desde muy niño siempre quise ser militar, pero al terminar mi servicio el Ejército no me dio la oportunidad de continuar. Me quedé en la calle. Tenía 19 años. Fue una decepción porque yo participé en el rescate de los sobrevivientes del helicóptero que los senderistas atacaron el dos de octubre de 1999, en río Anapati, Satipo. Yo era parte de una de las patrullas que salvó al general Eduardo Alvarado Fournier, que estaba en el helicóptero. Allí murieron seis militares. Nunca imaginé que después de participar en muchos enfrentamientos con los terroristas terminaría junto a ellos”.
“Silverio” se encontraba trabajando en un cultivo de café, en Pichanaki, cuando llegó el camarada “Dalton”, quien, luego de identificarlo como licenciado del Ejército, lo amenazó de muerte si no se sumaba a la banda terrorista.
“A los dos días fui desplazado al sector conocido como Trinchera, cerca del río Anapati, para cuidar a las masas (población cautiva). Después me trasladaron a Vizcatán, donde conocí al camarada ‘Raúl’. Después de varias acciones me convertí en combatiente bajo el mando del camarada ‘Alipio’”, dijo “Silverio” a La República. “Nosotros fuimos los que tomamos el campamento de Techint”.
“Un día decidí escaparme con ‘Roberto’, otro licenciado del Ejército. Le disparé a nuestro mando, el camarada ‘Alfaro’, y caminamos más de dos días hasta el sector de Matucana Alta, en Sivia (Ayacucho). Allí nos entregamos a una patrulla de la policía que pasaba por la zona”, narró su experiencia como terrorista el licenciado del Ejército.
Camarada “José “ paga 10 veces más a ex soldados
“César”, detenido durante un enfrentamiento militar en la zona de Acobamba, se sometió luego a la colaboración eficaz.
La información que provee es determinante para conocer el aparato organizativo de los terroristas en el VRAE e identificar a sus principales integrantes, entre ellos a los licenciados del Ejército.
Preguntado acerca de por qué lo habían captado, “Silverio” respondió: “Porque manejaba varias armas, AK-47, Galil, FAL, HK, lanzagranadas y otras. Ellos captan a los licenciados del Ejército para saber cómo piensan los militares y para beneficiarse de su conocimiento de las armas”.
“Una de mis funciones era cobrar los cupos a los madereros y traficantes de droga. Por ese trabajo el partido me pagaba a veces 400 dólares, a veces 500. El dinero se lo hacía llegar a mi mamá. Yo quería escapar pero no podía porque te perseguían hasta matarte”, anotó “Silverio”. Este diario no publica la identidad ni las fotografías de los declarantes porque se encuentran bajo protección.
”No solo servíamos de seguridad para los narcos y traficantes de madera, sino también instruíamos a las masas y a sus hijos que están en los campamentos. Incluso el hijo del camarada ‘José’ sabe disparar fusiles AKM desde que tenía 5 años. Su instructor fue el camarada ‘Alipio’ porque es un diestro en todo tipo de armamento, por eso es mando militar”, acotó.
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