A cinco años de la ejecución del proyecto Semillas Andinas, cerca de 132 familias de agricultores de los departamentos de Ayacucho, Huánuco y Puno se benefician con el uso de semillas de calidad.
Además, 32 organizaciones del sector se mantienen operativas y en proceso de consolidación. Así lo informó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En entrevista exclusiva para INFOREGIÓN, Tania Santiváñez, oficial técnico líder de la FAO, señaló que el propósito de este proyecto es que nuestros pequeños agricultores se transformen en empresarios comunitarios. Primero, los capacitaron para producir semillas de calidad. Luego, los orientaron para certificar sus productos y mejorar su capacidad de negociación con las empresas.
Mediante la metodología de Escuelas de Campo de Agricultores, fortalecieron sus capacidades de cultivo a través del intercambio directo con otros productores. Aunque cada país ha trabajado con más de diez variedades de productos, como la papa, la quinua y el maíz amiláceo, para los agricultores cada semilla tiene una utilidad concreta que no tienen las demás.
Alberto Maurer, jefe del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), asegura que es necesario fomentar políticas públicas para promover la producción de semillas andinas y reducir el bajo rendimiento de los cultivos a través de la creación de un organismo independiente. Por ello, propone crear el Instituto Nacional de Semillas Andinas.
El proyecto, que busca contribuir en la lucha contra el hambre, contó con el apoyo de la FAO, el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) y el INIA. En el aspecto técnico y financiero participó la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid). Se implementó en el 2011 en el Perú, Ecuador y Bolivia.