Existe la necesidad de fortalecer la institucionalidad forestal en el país, dado que desde el 2001 hasta el 2011, el Perú perdió la mayor cantidad de hectáreas de bosques en tierra sin derecho asignado producto de la deforestación, ante lo cual el Estado no cuenta con programas o planes de intervención para salvaguardarlos, en opinión de la ONG Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR).
La especialista del área de Ecosistemas y Derechos de DAR, Cecilia Tacusi, manifestó que en ese tramo de tiempo “se perdió 547,649 hectáreas, así como 184,474 hectáreas de tierras indígenas y 145,168 hectáreas de bosques de producción permanente sin concesiones, en concretó en 11 años se perdió un millón 172,648 hectáreas”, dijo a INFOREGIÓN.
En ese sentido Tacusi, consideró que el Programa Nacional de Conservación de Bosques (Pncb) del Ministerio del Ambiente (Minam), en vez de priorizar el trabajo en áreas naturales protegidas debería enfocarse en la protección de los bosques de producción permanente sin concesiones y tierras indígenas, donde se ha perdido la mayor cantidad de bosques.
Asimismo planteó la necesidad de contar con información actualizada y de calidad, pues resulta de vital importancia para la toma de decisiones y para llegar a la meta oficial de reducción de emisiones de 45% respecto al 2000.
“Un ejemplo es el mapa del carbono forestal. Tenemos dos mapas: uno realizado por el Pncb y otros por el Minam con el apoyo del Instituto Carnegie. Hay varias bases de información dentro de las instituciones con funciones forestales, pero la calidad de los datos es cuestionable, pues los resultados son diferentes; y no se sabe qué información tomar como oficial para las mediciones de las reducciones”, señaló la especialista.
Por otro lado, Suyana Huamaní del Programa Ecosistemas y Derechos de DAR remarcó que las energías renovables representan un alivio para la reducción de gases de efecto invernadero frente a las fuentes derivadas de recursos fósiles (petróleo, gas, entre otros), y permite diversificar la matriz energética, lo que posibilita una sostenibilidad en el tiempo frente a los derivados de energías fósiles que se agotan y no garantizan seguridad energética en el largo plazo.
“Los sistema de energías renovables permiten ampliar la cobertura de acceso a energía sobre todo en países en desarrollo como el Perú, donde la cobertura de electrificación rural es un reto pendiente”, señaló. Además agregó, que este proceso no es sencillo, pues implica desarrollar más tecnología que le haga posible y especialmente la viabilidad económica para que pueda competir con las energías no renovables.
En caso de Perú, en su matriz energética del 2012 se observó que el 24% del consumo de energía provenía de energías renovables. “Gran parte de ese porcentaje, está compuesto por la energía que tiene como fuente la biomasa, principalmente orientada al consumo doméstico de la población rural”, enfatizó. Una alternativa para la mayor difusión y uso de las energías renovables es que el Estado subsidie o impulse incentivos financieros.
“En corto plazo, esto puede generar un impacto negativo a la economía pues al ser más costoso estas energías encarecen la producción. Pero con una visión de largo plazo, este inicial costo alto podría dejar de serlo y más bien dar seguridad energética para que ya no se dependa solo en los combustibles fósiles”, finalizó Huamaní.