San Martín: Vigilancia fitosanitaria contra incidencia de plagas en cultivo de naranja

Como medida eficaz para evitar el ingreso de plagas de manera oportuna en los cultivos de naranja, el Gobierno Regional de San Martín, desarrolla acciones de control a través de la actividad fitosanitaria, enfocadas en prevenir las enfermedad destructivas de los cítricos.

La actividad que desarrolla el proyecto Mejoramiento del servicio de apoyo a la cadena productiva de naranja a productores en las provincias de Mariscal Cáceres, Huallaga y Bellavista, que ejecuta la Dirección Regional de Agricultura identificó 120 puntos de control y evaluación para determinar la toma de decisiones en planes y estrategias de control en las parcelas de los productores, los mismos que serán articulados por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa).

Este control fitosanitario, permitirá a las organizaciones de naranja disminuir la incidencia de la mosca de la fruta, que constituye una de las peores amenazas para la producción frutícola del país, y otras plagas que vienen ocasionando pérdidas económicas en las zonas de producción.

Se realizan labores de monitoreo de campo de producción citrícola y colocación de trampas del tipo Multilure, para identificar la presencia del insecto vector de la plaga que combina el poder del atrayente alimenticio a base de levadura de Torula (control etológico), que atrae a las moscas; que serán evaluados semanalmente por el equipo técnico del proyecto y reportadas al Senasa para su registro.

Las trampas utilizadas son doblemente efectivas, por que combina el poder del atrayente alimenticio y el poder atrayente del sustrato de ovipostura, simulando una fruta madura el color amarillo de la base de la planta, se informó a INFOREGIÓN.

Los cítricos en especial la naranja, el limón y la mandarina, están entre los frutales más importantes a nivel mundial. Su cultivo y consumo se realiza por igual en los cinco continentes, siendo explotados en forma comercial en todos los países donde las condiciones del clima son óptimas para su desarrollo.

Son cultivos permanentes, con una longevidad que oscila entre los 30 y 40 años y se desarrollan en climas subtropicales, requieren buenas precipitaciones y cuando estas no se presentan es necesario recurrir al riego. Son ávidos de luz, especialmente para los procesos de floración y fructificación.