Los biocombustibles son uno de los combustibles alternativos que disfrutan de unas ventajas más claras y que se obtienen a partir de productos agrícolas, no contienen azufre y por lo tanto no forman el anhídrido sulfuroso, uno de los principales causantes de la lluvia ácida, ni incrementan la cantidad de CO2 emitida a la atmósfera. Los análisis realizados, tanto en bancos de pruebas como en experiencias piloto, dejan bien claro que la utilización de los biocombustibles ofrece ventajas medioambientales en comparación con los combustibles convencionales como el gasoil.
Los biocombustibles son los productos químicos que se obtienen a partir de materias primas de origen agropecuario, como es el caso del piñón blanco o jatropha curcas, agroindustrial o de otra forma de biomasa y que cumplen con las normas de calidad establecidas por las autoridades competentes para su uso como carburantes.
En San Martín, el uso de aceite combustible procedente del piñón blanco, contribuye al avance de la actividad bioenergética y su posterior generalización de uso con los vehículos de servicio público y privado en la región y en el país. El consumo de aceite vegetal y el rendimiento del vehículo es similar al consumo y rendimiento del diesel, manteniendo las características de sonido, fuerza y rendimiento del motor y obtiene un beneficio ecológico con la menor emisión de gases contaminantes, incluso el olor de la combustión que sale por el tubo de escape se torna agradable y se asemeja a una fritura de la cocina.
Las ventajas comparativas ambientales también son evidentes: El proceso general hasta la combustión de un galón de petróleo genera la emisión de 10 kilos de CO2, mientras que la de un galón de biodiesel genera solamente 4 kilos de CO2.
Tres vehículos con motores de ciclo diesel (petroleros) que circulan en San Martín, fueron adaptados para el uso del aceite vegetal carburante como combustible mediante la instalación de kits con tecnología alemana, los cuales permiten usar alternadamente como combustible el aceite vegetal, petróleo o la mezcla de ambos en cualquier proporción, combustibles que el motor reconoce automáticamente.
Las discusiones internacionales acerca de las causas e implicaciones para la humanidad del llamado «efecto invernadero», provocado por las crecientes emisiones a la atmósfera de gases tales como: dióxido de carbono (CO2), metano, óxido nitroso y los cloro-flurocarbonatos, reflejan la necesidad de un enfoque integral en el tratamiento de los problemas ambientales y del desarrollo, así como la necesidad de una acción concertada de la comunidad internacional para mitigar los efectos del calentamiento global.
El efecto invernadero acrecentado por la contaminación puede ser, según algunas teorías, la causa del calentamiento global actualmente observado. Según estimaciones del Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (PICC), de mantenerse las actuales tendencias en las emisiones de «gases del efecto invernadero», la temperatura media global aumentaría a un ritmo de 0.3 °C por década.
Consecuentemente, se producirán incrementos en el nivel del mar que pudiera ser alrededor de un metro para el año 2100. Los métodos de reducción de la toxicidad y el humeado de los motores de combustión interna (MCI) pueden ser divididos en dos grupos: los constructivos y los explotativos. Entre los métodos constructivos figuran la recirculación de los gases de escape y la neutralización de los mismos. Dentro los métodos explotativos se encuentran: el estado técnico del MCI y su correcta regulación, perfeccionamiento de los procesos de formación de la mezcla y de combustión, la correcta selección de los combustibles y sus aditivos, y la utilización de los biocombustibles.