Con la producción de aceite vegetal carburante como combustible mezclado con diesel o petróleo, San Martín es una de las regiones que lidera este proceso de cambio bioenergético en el país y constituye una alternativa contra el cultivo ilícito de la hoja de coca.
Desde el año 2010 se comercializa en todo el país combustibles ecológicos o biocombustibles, en aplicación del Reglamento de la Ley Nº 28054 (Ley de Promoción del Mercado de Biocombustibles), que fomenta el desarrollo agropecuario y agroindustrial, genera empleo, disminuye los niveles de contaminación ambiental existentes.
Se entiende por biocombustibles a los productos químicos que se obtengan de materias primas de origen agropecuario, agroindustrial o de otra forma de biomasa y que cumplan con las normas de calidad establecidas por las autoridades competentes.
La producción de biocombustibles debe hacerse bajo estándares de producción sostenible y de gestión sostenible ambiental en su ciclo de vida. Los planes de producción deben incluir acciones para evitar la degradación del hábitat y la introducción y propagación de organismos genéticamente modificados y de nuevas especies exóticas invasoras.
La Ley N° 28054 establece políticas generales, para la promoción de la producción de biocombustibles en la Selva, dentro de un Programa de Desarrollo Alternativo Sostenible.
Esta política de biocombustibles es orientada por el Ministerio del Ambiente, que va acorde con la diversificación de la matriz energética al ofrecer una oportunidad para el país y los productores, y beneficios para el medio ambiente y la salud.
Para el cultivo de materias primas destinadas a biocombustibles no se debe talar bosques primarios ni contribuir a incrementar la deforestación y la consecuente afectación a la biodiversidad. En su desarrollo necesariamente se debe usar como herramientas de gestión la zonificación ecológica económica, el ordenamiento territorial y la capacidad de uso mayor de los suelos.