Después del terrible susto, la desesperación y la tristeza de los afectados, el río Huallaga empieza a reducir su caudal, retirándose de aquellas zonas que inundó hace pocos días.
La buena nueva viene tranquilizando a los tocachinos, sobre todo a las madres de familia pues los camiones con alimentos frescos lograron ingresar y abastecer los mercados.