El sangriento atentado terrorista que anoche acabó con la vida de un Fiscal Provincial y tres efectivos policiales en Tocache sería una respuesta del narcoterrorismo ante la firme acción antidrogas que el Estado lleva adelante en el Alto Huallaga.
Ya lo había anunciado hace unos días ante la prensa el dirigente Eduardo Ticerán, de la Central Nacional Agropecuaria Cocalera del Perú (Cenacop), al decir: «merecen morir» todos los que intenten destruir los cultivos de coca de esa zona. Fue al enterarse de cuatro erradicadores heridos por trampas explosivas ocultas en los arbustos de Yanajanca.
Ayer, horas antes del ataque de Tocache, se hallaron 100 cartuchos de dinamita, clavos, 350 cartuchos para fusiles AKM, 50 metros de cable para detonaciones, y una batería de 12 voltios. Son los elementos para construir una bomba que de haber estallado hubiera causado decenas de muertos entre trabajadores civiles y policías.
Estos hechos de violencia confirman una vez más que Sendero Luminoso está proporcionando la cobertura armada al narcotráfico.
Primero, protegiendo mediante la instalación de trampas ‘caza-bobos’ los cultivos ilegales de hoja de coca y ahora directamente atacando a la Policía y a los Fiscales que interceptan los cargamentos con insumos químicos para la elaboración de pasta básica de cocaína.