El eje central de la propuesta política y del plan de gobierno de Nueva Amazonía (NA) tanto en el primer periodo y el segundo se centró en la denominada «Región Verde», la visita del ministro del Medio Ambiente, Pulgar Vidal, ha puesto sobre el tapete una realidad que revela que en el periodo del 2000 al 2005 se ha perdido en San Martín 114 mil 991 hectáreas de bosques; y en el periodo 2005 al 2010, 117 mil 727 hectáreas de bosques.
Como se ve las cifras son escalofriantes y, como es de apreciarse, el pasivo que está dejando la actual gestión regional constituye una agenda para la presente y próximas generaciones.
Sin duda, que gran parte de la creciente tala indiscriminada de nuestros bosques tiene correlato con la presencia cada vez mayor de migrantes, muchos de ellos no tienen ni idea de los instrumentos de gestión, planificación y ordenamiento como la ZEE y OT, no hay una política migratoria en el país, tampoco está claro qué hacer con los que ya están asentados en zonas prohibidas.
Una de las alternativas sería firmar acuerdos de conservación tomando como base las Rondas Campesinas, convirtiéndolas en Rondas de Conservación Ambiental. Se les dotaría de logística básica para su desempeño -en un primer momento- linternas, chalecos, ponchos, sistemas de comunicación, medios de transporte adecuados a cada zona, apoyo con semillas y plantas de preferencia nativas para reforestar, etc., así como apoyo técnico de tal manera que los cultivos que puedan desarrollar sean compatibles y manejados en equilibrio con el medio ambiente.
Otra forma de encarar el problema tiene que ver con la responsabilidad ambiental de los que ocupamos y nos beneficiamos con inversiones en las partes bajas o ciudades. Por ejemplo, se puede trabajar ordenanzas provinciales que regulen el pago de un adicional por consumo de agua que se destine al manejo y conservación de cuencas, lo mismo para los agricultores, por ejemplo los que se dedican al cultivo del arroz que necesita abundante agua, podrían llegar a acuerdos de contribución económica por hectárea, de tal manera que se cree conciencia de un buen uso del agua y de responsabilidad ambiental, para eso en menester mejorar los sistemas de riego, la mayoría de los que tenemos generan perdidas en grandes cantidades de agua, ya sea por evaporación o absorción, incluido desperdicios por falta de planificación.
Otra propuesta que lanzo al debate es que en los expedientes técnicos para ejecución de obras de fierro y cemento se contemplen responsabilidades ambientales. Por ejemplo hay una empresa que está construyendo el proyecto de agua y desagüe en Rioja. Sería totalmente compatible y de sentido común, que no sólo se preocupe por construir buzones y cambiar tuberías, sino también, y fundamentalmente proteger el laboratorio del agua que son las montañas, los proyectos tienen que tener un enfoque más integral y con criterio de cuenca, eso claro está, tiene su génesis en la elaboración de los estudios y la contemplación como un componente más de los expedientes técnicos.
Parte del cuidado del medio ambiente tiene mucho que ver también con impulsar una real y efectiva política forestal. Mafias de madereros terminan financiando puentes y carreteas en zonas intangibles, muchas veces manipulando y utilizando la necesidad de los agricultores pero con objetivos de explotar madera. Lamentablemente casi nadie levanta la voz en estos casos por que “políticamente” no es rentable.
Es hora de decir las cosas por su nombre no se puede entablar ningún acuerdo, ni con traficantes de tierras ni con mafiosos de la madera, los acuerdos de conservación sólo tiene que ser con las agricultores, que generalmente son ronderos. No hay que olvidar que son 230 mil hectáreas perdidas en los últimos años.
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