Reescribiendo la historia

La República. Keiko Fujimori inició su campaña de maquillaje en CADE 2010. Tuvo el desparpajo de decir que ella luchó contra Vladimiro Montesinos.

La campaña de Keiko Fujimori consiste en aprovechar la popularidad de Alberto Fujimori y, simultáneamente, diferenciarse del gobierno de su padre. ¿Podrá tener éxito manejando esas dos percepciones contradictorias?

¿Nueva María Odría?

La situación de Keiko Fujimori en las encuestas depende totalmente del recuerdo que tiene la población de su padre. Como es usual en el Perú, una parte del electorado recuerda con nostalgia al dictador, al que atribuye virtudes reales o supuestas, como las obras que construyó.

Manuel A. Odría (1948-56) es un ejemplo de ello. Odría intervino en los procesos electorales de 1962 y 1963 con resultados importantes, y su esposa María disputó la alcaldía de Lima en 1963 con Luis Bedoya Reyes.

La mamadera gubernamental

En su carrera política Keiko Fujimori no ha expresado nunca una idea novedosa, no ha hecho jamás una propuesta interesante ni ha demostrado dotes oratorias.

Su paso por un Congreso mediocre y corrupto, en el que cualquier persona medianamente despierta podría haber destacado, ha sido gris. Sus poquísimas intervenciones han sido sosas y anodinas. En realidad, se ha pasado la mayor parte del tiempo con licencia.

En otras palabras, ha gozado de unas vacaciones pagadas de cinco años a costa de los impuestos de todos los peruanos.

En eso, por cierto, tiene experiencia, pues estudió en carísimas universidades estadounidenses con el dinero que su papi sustraía ilegalmente del erario público, como ha demostrado La República varias veces.

Por supuesto, esos antecedentes no son tomados en cuenta por quienes la respaldan, ya sea en el estrato A o en el D. En el hipotético caso que llegara al poder y su gobierno fuera, como el de su padre, signado por la corrupción, dirían con cara de asombro “pero no sabíamos, cómo podíamos imaginar”.

Falsificación

Ahora Keiko Fujimori finge que no sabía nada de los innumerables delitos que cometió Montesinos asociado con su padre. El colmo es que intenta aparecer ahora como una opositora a Montesinos dentro del gobierno, y como opuesta a la re-reelección de su progenitor.

¡Como si los peruanos no recordáramos su activa participación en la campaña electoral fraudulenta del año 2000!

Respecto a Montesinos, el invento es tan grotesco como el anterior. Por ejemplo, citó en CADE una entrevista en Caretas. En esa entrevista, cuando Teresina Muñóz-Nájar le pregunta su opinión sobre Montesinos, primero lo alaba, repitiendo las falsedades que él inventaba sobre sí mismo (“ha hecho un buen trabajo respecto a la erradicación del terrorismo y del narcotráfico”) y añade que está “contenta porque mi padre ha dicho que el doctor Montesinos debe pasar a ocupar un cargo público. Así lo van a poder fiscalizar y tantos rumores que existen sobre él van a desaparecer”. (“Keiko, 10 años y más”, 26.7.2000).

Naturalmente lo que decía constantemente en esa época Alberto Fujimori, que Montesinos iba a “ocupar un cargo público”, era una mentira más que nunca cumplió.

Lo interesante es que Keiko Fujimori concluye defendiendo a Montesinos, y sostiene que lo que llama “rumores” –en realidad, hechos delictivos– van a desaparecer.

¿Dónde está la luchadora anti-montesinista? En ninguna parte, solo en la falsificación de la historia que está tratando de construir.

¿Cómo gobernaría sin Montesinos?

Una contradicción insalvable de la campaña de Keiko Fujimori es que intenta apoyarse en lo “bueno” del gobierno de su padre y deshacerse de lo “malo”.

Sin embargo, Vladimiro Montesinos está indisolublemente unido a todo lo que ocurrió durante la década de 1990. Más precisamente, el gobierno de Fujimori hubiera sido imposible sin Montesinos.

Él fue el que organizó y ejecutó el golpe del 5 de abril de 1992, que permitió las sucesivas reelecciones y el establecimiento de una dictadura, que es lo que atrae a ciertos sectores.

Quien controlaba y manipulaba a las Fuerzas Armadas, la Policía, el Poder Judicial, la Fiscalía, la ONPE, el JNE, el Congreso y los medios de comunicación era Montesinos.

Quien compraba, chantajeaba y daba órdenes a congresistas, dueños de medios, jueces, generales y ministros era Montesinos.

Por eso, la única decisión realista que tomó Alberto Fujimori cuando se peleó con Montesinos y este huyó del país, fue fugarse al Japón y renunciar por fax. En un instante de lucidez, se dio cuenta de que era imposible para él gobernar sin Montesinos.

¿Y ahora la hija del dictador nos cuenta que ella sí podría gobernar sin Montesinos? Realmente habría que ser caídos del palto para creerle.

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