Recuerdan que relación de Vladimiro Montesinos con la mafia colombiana del narcotráfico se remonta a los años setenta

La relación del ex asesor del Servicio de Inteligencia Nacional, Vladimiro Montesinos Torres, con la mafia colombiana tiene una historia que se inició muchos años antes de su paso por el poder, durante la dictadura de su socio, Alberto Fujimori. La página web «Crónica Viva», publicó durante el proceso que se siguió al ex mandatario por delitos de lesa humanidad un informe titulado «Montesinos y la Mafia Colombiana«, que reproducimos a continuación.

Montesinos, abogado de la mafia colombiana (IV)

Cercado en sus contradicciones, el ex presidente, Alberto Fujimori, prefiere cerrar los ojos al pasado turbulento de Vladimiro Montesinos, como abogado de la mafia colombiana, con sus recurrentes frases de “yo no sabía”, “no recuerdo” o “me acojo al derecho de guardar silencio”, como si fuésemos el país de los caídos del palto donde no hay expedientes judiciales, informes ni rastros de las correrías de su ex asesor.

Y, en una opereta tragicómica, el ex dictador abre los brazos para aprovechar las cámaras de televisión, grita que es inocente ante el tribunal despuès de negarse a contestar, se autoproclama casi un «héroe de la pacificación y los derechos humanos» mientras los deudos de las víctimas de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta son agredidos por los mastines fujimoristas.

Pero el pasado no se puede ocultar con parodias ni medias verdades. El ex presidente dice que ignoraba el pasado turbulento de Montesinos sin recordar que, al tratar de justificar los ingresos millonarios de su asesor, dijo que eran honorarios profesionales de los clientes del Doc. Es decir que el hombre que dominaba los servicios de inteligencia tenía vínculos con narcotraficantes internacionales.

Fujimori abrió, pues, las puertas de Palacio de Gobierno a un defensor de mafiosos colombianos para que «luche»contra el narcotráfico.

Contacto con la mafia

A sus 33 años de edad, Vladimiro aparentemente había terminado su carrera militar en 1976 y se dedicó a trabajar de taxista pero apuntando a terminar sus estudios de Derecho. Su primo, Sergio Cardenal Montesinos, lo acogió en su esrudio sin saber que había abierto el camino hacia la pesadilla.

Vladimiro conquistó a la esposa del primo, la abogada estadounidense, Grace Riggs, con quien tendría una hija, y después lo acusó de haberle robado un estante de madera y teléfonos de su “estudio”, insistiendo en sus denuncias hasta mandarlo preso cinco días como escarmiento.

Así empezó su «carrera» de abogado.

El 8 de junio de 1978 es detenido Evaristo Porras Ardila (a) “Papa Doc”, narcotraficante de alta peligrosidad que había extendido su red al trapecio amazónico y la triple frontera con sus puntos claves en Caballococha (Perú), Leticia (Colombia) y Tabatingas (Brasil), bajo la batuta de Pablo Escobar Gaviria, el capo del Cartel de Medellín.

El hombre había caído en un pase de 20 kilos de clorhidrato de cocaína, al menos así lo señala el parte policial aunque dicen algunos que la “mercadería” sufrió una “rebajita” de la que nadie podría protestar.

Montesinos se ofrece como abogado y, fiel a su estilo, utiliza “métodos directos” para liberar a su mafioso patrocinado que se encontraba recluido en el penal de Lurigancho hundido hasta el cuello y candidato seguro a una larga condena.

La “operación rescate” se pone en marcha. Papa Doc es llevado para una “revisión médica” al hospital Loayza, medida recomendada por la propia policía, de donde fuga disfrazado de médico y acompañado por sus custodios, dos agentes de la PIP, apellidados Calderón y Delgado, quienes lo condujeron directamente al aeropuerto internacional Jorge Chávez.

Un informe basado en declaraciones del coronel Pércovich señala que el propio comandante Rivera Portel, jefe de Migraciones, y Gamero Febres, jefe de Extranjería lo ayudaron a embarcarse sin mayores cintratiempos.

Años después los dos serían convocados por Montesinos para trabajar en el SIN. Como diría don Vito Corleone, favor con favor se paga. Nunca se señalaron a los culpables de la escandalosa fuga.

Extradición frustrada

La fuga de Papa Doc no detuvo el proceso judicial y los magistrados demandaron su extradición lo incomodando a los capos del Cartel de Medellín quienes ordenaron solucionar el “impasse” al abogado Montesinos, ávido de ganar méritos ante clientes con alta facturación. El anterior letrado había salido del caso tras un misterioso atentado.

La estratagema fue simple pero efectiva. Un representante del 15 juzgado de Lima solicitó el expediente de Papa Doc al 22 Juzgado de Instrucción dizque para sustentar las pruebas de una providencial demanda de divorcio contra Carlos Olivera Valle quien, para mayores luces , era compinche del colombiano.

El expediente aterrizó en las oficinas del secretario Vilchez quien después denunció un misterioso robo en su despacho donde solo desaparecieron los documentos relacionados a Papa Doc. Es decir los expedientes sobre los que iba a basarse el cuardernillo de extradición. El proceso volvió a fojas 0 y como era virtualmente imposible recomponer pruebas, testimonios e instructuvas, el caso terminó en el pantano de los archivos. Extraño, muy extraño.

Lo “curioso”• es que el hijo de Vilchez era amigo de Edgar Solís Cano, entonces secretario de estudios de la oficina de Montesinos. Para el colmo de las coincidencias, durante el fujimorato Solís Cano fue designado por el Doc como secretario del Ministerio de Justicia.

Porras Ardila no era un niño de teta. Libre gracias a la vladi- estratagema se encaramó en el Cartel de Medellín y fue acusado de organizar el atentado donde fue asesinado a balazos el ministro de Justicia de Colombia, Rodrigo Lara Bonilla.

Pequeños detalles que no tuvo en cuenta Fujimori.

Más capos colombianos

Las vinculaciones de Montesinos surgen por todos lados. En el mes de abril de 1979, tal como señala un informe amplio de la revista Caretas, que Fujimori dice que no leyó, Montesinos avala el alquiler de dos casas al narcotraficante colombiano, Jaime Tamayo Tamayo.

Los inmuebles estaban ubicados en el jirón Los Eucaliptos 490, Camacho, y el jirón Trujillo 703, Magdalena. Se descubrió que, en la primera, Tamayo guardaba dos kilos y medio de pasta básica de cocaía y, en la segunda, balanzas, coladores, armario refrigerado y todo lo necesario para almacenar el alcaloide.

La manifestación de Montesinos consta en el expediente 213 de Narcóticos (todavía no se había creado la DINANDRO) y en el expediente744-85 del Noveno Tribunal Correccional. Todo lo cual pudo comprobar el entonces presidente de la República.

Como siempre el Doc salió bien librado con el angelical argumento que tenía un exceso de confianza. Así, cualquiera.

El “arreglador”

Otra de las “perlas” en el pasado turbulento del Doc es la denuncia de Carmen Tereza Valdez Fonseca ante el juez Wils Muñoz, el 3 de noviembre de 1980, quien reveló que su abogado, Vladimiro Montesinos le aconsejó que no se presentara porque “él iba a arreglar todo”.

Esta aseveración consta a fojas 319 del expediente por caso de narcotráfico que se procesó en el 172 juzgado de instrucción y se elevó a la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.

En este caso se pidió la extradición de los colombianos Jesús Mina Jiménez, Alberto Sierra Martínez, Jaime Maldonado Romero y Miguel Triana Ramírez, acusados de llevar la droga a su país.

Montesinos fue llamado a aclarar ante los jueces por qué ofrecía “arreglar todo” cuando su labor era asesorar legalmente a su patrocinada.

Suelto de huesos, el Doc se amparó en el artículo 141 del Código de Procedimientos Penales para guardar silencio porque que de lo contrario incurriría “en violación del secreto profesional” pese a que la denunciante era su propia patrocinada… un método que, con ligeras variantes sigue el ex mandatario ante el tribunal.

Villa Coca

El 24 de julio de 1985, salió a la luz pública el caso “Villa Coca” al estallar un laboratorio de producción de clorhidrato de cocaína ubicado en una zona residencial de Lima, dejando al descubierto una de las más grandes organizaciones del narcotráfico, encabezado por Reynaldo Rodríguez Lopez quien había reclutado a varios generales de la Policía de Investigaciones.

El Fiscal de la Nación César Elejalde nombró a 79 fiscales para que realizaran las investigaciones que llegó únicamente al 60% de sus pesquisas, y no pudo terminarse porque concluyó su mandato en marzo de 1987 y fue reemplazado por Hugo Denegri Cornejo quien mantenía vinculaciones con Vladimiro Montesinos Torres,.

Es precisamente en este caso donde Montesinos aparece en persona como abogado de los ex directores de la PIP, Ipinze y Ballesteros, señalados como claves en la organización de El Padrino, junto con el general Pepe Jorge.

El escándalo remeció al país al comprobarse que en los hornos policiales se había incinerado harina en lugar de la cocaína decomisada, los asesinatos contra narcotraficantes rivales…y los jefes policiales bailando “Tabaco y ron” en una fiesta de Rodríguez López, filmada para dolor de cabeza de los asistentes.

Montesinos sacó una carta de la manga que parecía absurda. Acusó de “insulto al superior” a los policías a cargo de la investigación por atreverse a investigar a oficiales de mayor graduación . Y, aunque parezca increíble, le hicieron caso.

Por consiguiente, al General PNP Raúl Chávez Gonzáles se le apertura 12 denuncias falsas con el fin de sostener el pedido para el pase al retiro. Y así se hizo. Nunca más se nombró su reemplazo. Las investigaciones quedaron frustradas.

Según testimonio de Raúl Chávez Gonzales, se le hizo publicaciones periodísticas especialmente en la revista “Oiga” donde en la carátula de una de las ediciones del semanario aparecía una fotografía en el cual le imputaban que se había apropiado de 12 kilos de droga. En posteriores ediciones se le presentó como encubridor de elementos de la PIP que habían investigado 10 años atrás temas relacionados al narcotráfico.

“Por supuesto deja notar que dicha pluma fue vendida. Hecho sistemático que emplea la mafia como hoy podemos comprobarlo”, manifestó indignado el general en situación de retiro, Raúl Chávez Gonzales.

Posteriormente los demás jefes del equipo que se encargaron de las investigaciones del caso “Villa Coca” fueron denunciados al Poder Judicial y al Consejo Supremo de Justicia Militar. Luego fueron dados de baja casi la totalidad de ellos con las únicas excepciones del Mayor PNP Clodomiro Díaz Marín, a quien lo destacaron a Huancavelica y al Mayor PNP, Félix Murazzo Carrillo a Piura…por breve tiempo.

No obstante Murazzo logró sacar adelante las investigaciones desarrolladas durante los tres años que duró el proceso y los magistrados condenaron con 25 años cárcel a Reynaldo Rodríguez López.

Pero la corrupción se enquistaba con Montesinos.