“Todos debemos saber de que la hoja de coca y sus productos derivados están calificados como “estupefacientes” dentro de la lista I de la Convención Única de 1961 sobre estupefacientes de las Naciones Unidas. En esta lista la harina de coca no está autorizada, con el agravante que contiene el alcaloide cocaína, es decir que podría usarse para producir cocaína”, señala la reconocida médica Pilar Frisancho.
En su columna del diario La República, la doctora señala al respecto que ha generado mucha preocupación la aprobación de un proyecto de ley, presentado por Nancy Obregón, que autorizaría la transformación y comercialización de la hoja de coca como harina y saborizante para el consumo humano
Indica que dentro de las motivaciones de este proyecto – aprobado por la comisión de Defensa – se habla de los diferentes usos, más allá de los tradicionales, de la hoja de coca y de su valor nutritivo. “Respecto a esto debo indicarles que es falso que los alcaloides de la hoja de coca brinden algún aporte para la salud y la vida”, destaca la especialista.
“Estoy segura que en más de una oportunidad ha escuchado acerca de los valores y aportes nutritivos de la hoja de coca y ahora de la promocionada harina de coca, la que, verdaderamente, debería llamarse polvo de hoja de coca o coca pulverizada.
Las campañas publicitarias de los últimos meses de los defensores de la harina de coca y la propuesta de una alimentación con panes de harina de hoja de coca han basado sus posibles usos nutricionales, entre otros aspectos, en «el valor nutritivo por las proteínas de la hoja de coca», lo que no es respaldado por la literatura científica”, explica.
En ese sentido, detalla que los resultados de diferentes estudios publicados por CEDRO no avalan la hipótesis del uso nutricional de las proteínas de hoja de coca, pues los «micronutrientes» (vitaminas y minerales) son requeridos en cantidades pequeñas por el organismo, y se encuentran en concentraciones bajas en los alimentos comunes; en tanto los «macronutrientes» (proteínas, lípidos, hidratos de carbono), se encuentran en mayor proporción en los alimentos y son los que nuestro organismo necesita más.
Debe replicarse modelo de San Martín
Más adelante, la doctora Frisancho refiere que el desarrollo alternativo observado en la región San Martín debe ser un modelo a replicarse en otras zonas hoy cocaleras. “(Hemos visto en) Caretas en su artículo “El Milagro de San Martín” (2069) (como) se ha incrementado el desarrollo alternativo de cacao y café orgánico llegando las ventas del año pasado a 92.3 millones frente a los 53.5 millones reportados en el 2007”, indica.
“Algo como lo logrado en la Región San Martín se debe de seguir -impulsando con una estrategia integral impulsado por las diferentes autoridades locales y regionales con leyes que apoyen este desarrollo donde se demuestre la sólida presencia del Estado”, sostiene.
Finalmente, puntualiza a los defensores de la hoja de coca que el estudio de Aulik y Plowman (1975), en el que algunos de ellos se amparan, señala que la hoja de coca tiene altos valores en vitamina A y C, pero no que sirve para el consumo humano.