Los propios agricultores pueden contribuir decisivamente en la reducción de los incendios forestales, que tanto daño económico y ambiental están causando, a través de la aplicación de técnicas amigables, como la agricultura orgánica y ecológica, que proporcionan herramientas que no dañan al ecosistema.
Lo dijo Ernesto Ráez Luna, director de Ciencia y Desarrollo del Centro de Sostenibilidad Ambiental (CSA) de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), durante el conversatorio ‘Donde hubo fuego, perdemos bosques, perdemos todos’, organizado en el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) con el auspicio de USAID, entre otras instituciones.
Entrevistado por INFOREGION, el experto indicó que la quema de bosques es una costumbre que aplican algunos agricultores, pero que al escaparse del control genera enormes incendios forestales de incalculables pérdidas en muchas partes de nuestra amazonía, como las selvas del Cusco, Junín, Huánuco, el VRAE y Madre de Dios, principalmente.
«Lo ideal es trabajar con lo que naturaleza aporta, pues el fuego es una mala manera de fertilizar pues es muy frecuente que se salga de control. Además, la temperatura alta destruye todo tipo de vida. Por último, las cenizas se pierden en la próxima lluvia», indicó.
Año malo
Lamentó que el 2010 haya sido un año particularmente malo, pues se han producido grandes incendios, al igual que en el 2004, donde una sequía activó muchos incendios.
«San Martín es una zona muy deforestada, donde incluso se dieron cerros quemados que dejaron sin agua a ciudades importantes, como Moyobamba», indicó, tras explicar que los bosques ubicados en los cerros ayudan a retener el agua de las lluvias y alimentan los reservorios naturales que luego son aprovechados por el hombre.
El experto dijo que también existen técnicas para reducir los riesgos, como por ejemplo convocando a toda la comunidad y a los vecinos para ayudar a controlar la quema, o informarse de las condiciones del clima, es decir esperando un día menos cálido y con poco viento, pues estas dos condiciones son las que favorecen el desastre.
«Sin embargo, recomiendo evitar la quema. Detrás de cada incendio forestal hay una persona humana que tomó la decisión de prender un fósforo. Por eso es importante que el agricultor tenga en cuenta que puede encontrar alternativas, como abonos verdes o sistemas agroforestales», puntualizó.